Por Fabio Pérez
La cadera se rompe, y cuando lo hace ocurre una merma significativa de la calidad de vida. De hecho, las consecuencias pueden ser fatales.
En las fracturas de cadera suelen concurrir dos asuntos: una estructura ósea debilitada y una caída.
Si bien los traumatismos en esa área pueden presentarse a cualquier edad, a más edad, mayor el riesgo que conllevan.
Hay varias razones por las que pueden debilitarse los huesos.
La principal es el paso del tiempo, esto por la descalcificación que caracteriza a la osteoporosis.
Otras causas frecuentes no son tan comentadas:
1.- Uso de medicamentos (hay fórmulas que debilitan los huesos o que producen desorientación y mareos y, por tanto, facilitan las caídas).
2.- Vista deficiente y problemas de equilibrio (hacen a las personas más propensas a caer).
Por lo general, la cadera rota puede repararse con ayuda de tornillos, placas y varillas de metal; a veces, se opta por el uso de una prótesis.
Cualquiera de los remedios debe complementarse con fisioterapia.
La mejor opción, curarse en salud, exige adoptar hábitos para conservar la densidad ósea y minimizar el riesgo de caer.
LLAMADAS DE ATENCIÓN
El cuadro clínico de estas lesiones es claro:
a) Dificultad, incluso incapacidad, para levantarse del asiento o caminar.
b) Dolor severo en la cadera o en la ingle.
c) No poder cargar peso sobre la pierna del lado del hueso fracturado.
d) Hematomas e hinchazón en la zona de la cadera y a su alrededor.
e) La pierna es más corta del lado de la lesión.
f) Del lado del traumatismo, la pierna gira hacia fuera.
Situaciones que suelen generar traumatismos debajo de la cintura son los accidentes de tránsito y el caer desde una altura considerable.
Frente a impactos así, la edad del afectado no hace diferencia.
En los adultos mayores, las lesiones suelen producirse por caídas estando de pie.
Cuando una persona tiene huesos muy frágiles basta con girar cuando se está parado para que se presente la fractura.

FACTORES DE RIESGO
Uno importante es la edad, esto porque acarrea pérdida de densidad ósea y de masa muscular, así como debilidad visual y problemas de equilibrio.
El sexo influye mucho, de hecho, estos traumatismos suelen presentarse más en mujeres que en varones (la proporción es de tres lesionadas por cada hombre lastimado) porque las féminas pierden densidad ósea más rápido que los representantes del sexo masculino.
Además, la caída de los niveles de estrógeno de la menopausia acelera la fragilidad de la estructura ósea.
Personas con osteoporosis son serios candidatos a sufrir fracturas.
Trastornos endocrinos —como una tiroides hiperactiva— e intestinales, que reducen la absorción de vitamina D y de calcio, también contribuyen a la debilidad de los huesos.
Males que dañan el cerebro y el sistema nervioso —como la discapacidad cognitiva, la demencia, el parkinson, los accidentes cerebrovasculares y la neuropatía periférica— aumentan el riesgo de acabar en el suelo de improviso.
Bajos niveles de glucosa en la sangre y la hipertensión son otras generadoras de visitas al piso.
Del lado farmacéutico, los medicamentos con cortisona llegan a causar huesos frágiles.
Además, ciertas medicinas y algunas combinaciones de fármacos producen mareos que mandan al suelo a quienes las consumen.
INFLUENCIA ALIMENTICIA
La cadera se rompe, eso es un hecho, y una mala alimentación facilita ese resultado.
Si durante la juventud la dieta no aporta al organismo calcio y vitamina D en cantidades suficientes, el pico de masa ósea queda por debajo de lo deseable.
Esas carencias incrementan el riesgo de fractura en la adultez.
Obtener esos nutrientes en la vida adulta contribuye a mantener la densidad de los huesos.
Cabe mencionar que mantener un peso saludable contribuye a disminuir el riesgo de traumatismos conforme se envejece.
Un peso bajo para las características del individuo aumenta el riesgo de pérdida de masa ósea.
El sedentarismo y el consumo de tabaco y/o alcohol también contribuyen al resultado indeseado.
Huesos y músculos se benefician enormemente del ejercicio, así sea mínimo. Hasta las caminatas ayudan a que se fortalezcan.
La falta de actividad llega a causar en la persona sedentaria problemas para que sus extremidades inferiores soporten el peso del cuerpo.
Esto aumenta la probabilidad de caídas, y con ellas, la cadera se rompe.
Fumar y beber pueden afectar los procesos normales de construcción y mantenimiento de los huesos.
CUESTIÓN DE AUTONOMÍA
La idea de “cadera lesionada, vida estropeada” no es gratuita.
Fracturas bajo la cintura reducen de forma significativa la autonomía de muchas personas.
Un traumatismo de este tipo incluso puede acortar la vida del afectado.
Casi la mitad de los individuos fracturados de esa parte no consiguen rehabilitarse lo suficiente como para mantener su autonomía.
Cuando la cadera se rompe y el aquejado permanece inmóvil por mucho tiempo, pueden surgir varias complicaciones:
1) Coágulos de sangre en piernas o pulmones.
2) Escaras (costras formadas en partes del cuerpo muy mortificadas).
3) Infecciones de vías urinarias.
4) Neumonía.
5) Mayor pérdida de masa muscular.

¿QUÉ SE RECOMIENDA?
Llevar un estilo de vida saludable.
Cuando se llega a la edad adulta, los buenos hábitos contribuyen a obtener una mayor densidad ósea.
Esto reduce el riesgo de padecer osteoporosis en las décadas por venir.
También se minimiza el riesgo de sufrir caídas y se mejora la salud en general.
Pensando a futuro, conviene consumir calcio y vitamina D en cantidades suficientes.
La recomendación para hombres y mujeres de 50 años en adelante es ingerir, cada día, 1 mil 200 miligramos de calcio y 600 unidades internacionales de vitamina D.
Reservar parte del día a la actividad física fortalece los huesos y mejora el equilibrio.
Otro consejo invita a bajarle al cigarro, cuando no eliminar su consumo por completo, y medirse con la bebida.
También se deben evaluar los peligros presentes en el hogar.
Para evitar caídas hay que cuidar que los cables eléctricos estén sujetos a la pared y quizá convenga quitar alfombras y retirar muebles u objetos que puedan ocasionar tropiezos.
Examinarse la vista cada dos años, o con mayor frecuencia si se padece diabetes o una afección ocular, es otra acción valiosa.
La cadera se rompe y las consecuencias de este traumatismo son tan severas como prevenibles.
Por ello, mantener sanos los huesos debajo de la cintura equivale a conservar íntegra nuestra calidad de vida.