El pasado domingo 21 de noviembre, habitantes de los ejidos coahuilenses Juan Eugenio (Torreón) y La Ventana (Viesca) alertaron sobre la descarga de grandes volúmenes de aguas residuales en el lecho seco del río Aguanaval por parte del establo lechero “La Montaña de Cataluña”, ubicado en el ejido San Luis de Corea (Simón Bolívar, Durango).
La situación causa molestia y preocupación en las comunidades tanto por los fétidos olores que despiden los desechos como por el daño al medio ambiente, especialmente en el área que forma parte del polígono la Reserva Ecológica Sierra y Cañón de Jimulco.
La mañana del lunes, representantes ejidales de Juan Eugenio y La Ventana, de la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco y de la Fundación Jimulco recibieron la visita de inspectores de la Conagua e interpusieron ante ellos una denuncia formal.
El martes acudieron también a las oficinas de la Profepa en Lerdo para presentar la misma denuncia.
Preocupan filtraciones
“Es un área natural protegida, obviamente está prohibido, si vierten contaminan el lecho y, aunque las aguas subterráneas están muy abajo, se van filtrando estas aguas residuales. No es correcto, por eso acompañamos a los representantes de los ejidos, ellos son los que tienen que poner las denuncias”, declaró Roberto Muñoz, presidente de la Fundación Jimulco.
Por su parte, Juan José Castañeda, subdirector de la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco, explicó que el agua vertida en el ejido duranguense llegó hasta Juan Eugenio y La Ventana debido a la pendiente natural del cauce y por el gran volumen liberado.
Añadió que en el agua descargada pudieron observar heces de vaca y otros residuos sólidos, y aunque no es posible saber qué sustancias contiene sin antes llevar a cabo un análisis, “definitivamente las filtraciones que pueda tener al lecho seco sí repercuten en los mantos acuíferos y en la fauna en los ejidos afectados”.
Esta es una preocupación que comparten otros ambientalistas consultados por Plaza Pública, quienes señalan que el establo que efectuó la descarga es “de producción industrial, con un uso extenso de antibióticos para elevar la productividad lechera. Por lo tanto, con un gran potencial de haber liberado patógenos resistentes a los antibióticos, mismos que se trasminarán al acuífero”.
Tanto Roberto Muñoz como Juan José Castañeda señalaron que los pobladores mencionaron que es la segunda ocasión que ocurre esto y que hicieron un reporte similar hace tiempo.

‘El que contamina paga‘
Otra autoridad notificada sobre la descarga fue la Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila. Glenda Quintero, coordinadora de esta dependencia estatal en La Laguna, dijo que personal a su cargo acudió al lugar para hacer un muestreo de rastreabilidad y continuar con el procedimiento.
Informó que mediante la visita pudieron constatar los olores fétidos y detectaron que las descargas vienen del establo ubicado en un municipio de Durango, de modo que tendrán que trabajar de manera coordinada con todas las autoridades competentes para que no haya afectación al área natural protegida.
Por el momento, indicó la funcionaria estatal, está en proceso la investigación, cada dependencia está efectuando su visita técnica y revisando la ley para turnar a la autoridad competente.
“El que contamina paga, por eso es que estamos trabajando en ello con la visita, para darle a conocer a Durango y que proceda legalmente, debemos involucrar a Durango para que pueda tomar las medidas correctivas y preventivas en referencia a la empresa”.
Añadió que los propietarios del establo deberán exhibir a la autoridad que corresponda su medidas preventivas y correctivas de acuerdo con la ley.
“Sobre sus descargas residuales, a dónde las conducen, qué condiciones fisicoquímicas controlan, porque si es un establo generan estiércol, metano, etcétera”.
Por último, Quintero habló sobre su preocupación en torno a las afectaciones a la salud.
“Ambiente y salud van agarrados de la mano, entonces esto puede afectar también a la salud. Lo que se ve no se discute, se vio y se perciben olores fétidos. Si hay olor es que no hay control, hay algo fuera de control en ese lugar y se tienen que supervisar, visitar, inspeccionar y dar seguimiento ante esta situación porque cuando hay olores, hay afectaciones”.