El clima que enferma

Por Fabio Pérez

El clima que enferma existe, y no sólo de forma metafórica.

La temperatura terrestre aumenta y las variaciones extremas del clima son cada vez más extremas.

Estos fenómenos representan una amenaza para la salud.

La comunidad médica tiene claro que pueden favorecer situaciones indeseables:

a) Presencia en el aire de sustancias contaminantes.

b) Un incremento en la transmisión de enfermedades a través de alimentos contaminados y agua de baja calidad.

c) Disminución de la producción agrícola en países de bajos ingresos.

d) Aumento de los peligros inherentes a los climas extremos.

Muchos virus y bacterias son sensibles al clima, en específico, a la temperatura y la lluvia; el cólera y las enfermedades diarreicas son ejemplos de manual de este asunto.

Males transmitidos por vectores, como el paludismo o el dengue, también se ven beneficiados por un ambiente que se inclina hacia los extremos con facilidad.

El alza de la temperatura terrestre amenaza con ralentizar, detener, o incluso revertir, los avances obtenidos en la lucha contra varias afecciones.

Incidentes climáticos frecuentes, como inundaciones o sequías, han demostrado acarrear efectos devastadores para la salud de infinidad de comunidades.

Si se recrudecen por causa los gases de efecto invernadero, quienes más sufrirán serán las poblaciones menos desarrolladas.

El sistema sanitario debe adoptar un papel activo con el fin de ayudar a las sociedades a adaptarse a los efectos del calentamiento global y prevenir los riesgos asociados con el clima que enferma.

SENSIBLE AMENAZA

La mayor amenaza para la salud mundial en este siglo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el cambio climático.

El aumento de la temperatura terrestre origina impactos que se clasifican en directos e indirectos.

Olas de calor, tormentas severas y el aumento del nivel del mar son golpes directos a las comunidades, se saldan con nutridos grupos de damnificados expuestos a contraer enfermedades.

Los daños indirectos incluyen una mayor incidencia de males respiratorios, el incremento de la inseguridad alimentaria, un nulo acceso a líquido potable y desplazamientos forzados.

Un clima descontrolado no es sólo un problema para las próximas generaciones.

Cada año se registran temperaturas medias más altas y hay más afectados por desastres.

Un componente de la afectación, junto a las perdidas materiales y la necesidad de atención psicológica, es el de las enfermedades ligadas al clima que enferma.

Se estima que en las próximas décadas, el cambio climático jugará un papel importante en unas 250 mil muertes adicionales al año.

EN CLAVE PREVENTIVA

El sector salud puede aportar su grano de arena para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Esto implica realizar inversiones que vuelvan ecológicas a las unidades sanitarias.

Dicho objetivo demanda acciones elementales:

  1. Afinar la gestión de recursos.
  2. Equipar las instalaciones clínicas con paneles solares y equipos de eficiencia energética.
  3. Mejorar la infraestructura médica.

Se requiere situar sobre terreno instalaciones seguras que permanezcan activas durante, y luego de, las emergencias climáticas.

Toca trabajar mucho a este respecto.

Según la OMS, en la región de las Américas, 67 de cada 100 centros de atención médica están ubicadas en zonas proclives a desastres.

¿Por qué importa ese dato?

Porque en la última década, 24 millones de personas no tuvieron acceso a atención médica a lo largo de varios meses debido a los daños provocados por algún fenómeno natural en la infraestructura sanitaria.

MALES EN CALIENTE

El calentamiento global modifica los sistemas naturales.

Estas variaciones afectan de forma indirecta la salud humana.

En principio, pueden agravar casos de asma y otros males respiratorios alérgicos.

Influyen en la mortalidad cardiopulmonar, ya que aumentan la presencia de partículas en el aire y favorecen la concentración de ozono en la atmósfera.

Sufrir padecimientos transmitidos por el agua es una posibilidad que se agrava.

Con más calor se facilita del desarrollo de microbios patógenos que afectan a las personas.

El clima que enferma también golpea, así sea indirectamente, en los sistemas socioeconómicos.

Una caída en la producción agropecuaria, por ejemplo, suele saldarse con menor acceso a alimentos de calidad y, por tanto, una mayor desnutrición.

El efecto combinado de seres malnutridos y males infecciosos pone en riesgo a las personas.

Además, el calentamiento global puede estimular la aparición de males crónicos como retraso del crecimiento y debilidad infantil.

Otro ámbito que afecta es el de la salud laboral.

Quienes laboran al aire libre corren riesgos cada vez mayores de sufrir desde agotamiento por calor y accidentes laborales hasta paros cardíacos.

El clima que enferma perjudica principalmente a adultos mayores, niños y personas con bajos ingresos.

HACERLE FRENTE

El cambio climático, expone la OMS, influye en los determinantes sociales y ambientales de la salud.

Complica el acceso a aire limpio, agua potable, alimentos de calidad y vivienda segura.

En la organización internacional se estima que los daños directos para la salud, sin contemplar las pérdidas en sectores que influyen mucho en el bienestar (como la agricultura y el agua y su saneamiento), se traducirán en costos por al menos 2 mil millones de dólares al año hasta el 2030.

Zonas con infraestructura sanitaria deficiente serán las menos capacitadas para responder a los desafíos ligados al cambio climático.

Reducir la emisión de gases de efecto invernadero a través de la adopción de políticas y acciones ecológicas en materia de transporte, alimentos y uso de energía puede traducirse en mejoras de salud a través, por ejemplo, de la reducción de la contaminación aérea.

Lo que está en juego no es un premio menor.

La crisis climática amenaza con revertir los progresos en materia de desarrollo social, acceso a la salud y combate a la pobreza.

Mayor temperatura puede traducirse como un incremento de las desigualdades sanitarias y de la carga de afecciones existente.

Otro efecto del clima que enferma es que se dificulta el objetivo de alcanzar la cobertura sanitaria universal.

El cambio climático está socavando muchos de los determinantes sociales de la salud.

Tomar medidas al respecto no es sólo un asunto ambiental, posee componentes de justicia social y de protección de los grupos vulnerables.

Hemos alcanzado el punto en que se trata de lograr que nuestro presente sea sostenible.

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