“¡Maldita sea!”, expresó un joven estudiante de primero de secundaria al subir al auto de su madre apenas terminaba su jornada escolar. ¿Y quién soy yo para intentar reprenderlo cuando su progenitora es la primera persona que recibió su amarga queja?
A sus escasos 12 años de edad, este muchacho ya experimentó la frustración que representa seguir a la Selección Mexicana. Peor aún, México jugó con nuestras ilusiones. Millones de ilusiones. “El milagro”, como nos gusta llamarle a todas las misiones complicadas que se nos presentan, no terminó por darse.
Y es que no se puede dejar todo para el último. México sentenció su eliminación desde el arranque, cuando le faltó ambición para buscar el triunfo ante Polonia.
Es cierto, el empate no parecía mal resultado en ese momento y la atajada de Ochoa representaba una señal de vida y esperanza.
En el segundo encuentro, el segundo gol (Enzo Fernández) fue lo que terminó por sepultar el sueño mundialista.
@foko_54 7. No se puede dejar todo para el final. México demostró que puede jugar mejor a como lo hizo en los primeros dos juegos, muy a pesar del rival, y está vez se queda corto. Es un retroceso para el futbol mexicano. ⚽🇲🇽 #catar #tri #mexico #mundial #futbol #soccer #soccerlife #catar2022 ♬ sonido original – Foko
Empecemos por el principio. La Selección Mexicana salió a comerse la cancha el miércoles contra Arabia Saudita, no había otra opción (ojalá así hubieran jugado desde el principio).
Con un “9” nominal y dos extremos, México tuvo más llegadas en el primer tiempo que en los dos partidos completos anteriores. Se percibía intensidad, hambre de triunfo, lo que había escaseado en las primeras jornadas; ya no quedaba tiempo para especular.
En un paralelo cercano, Argentina quería asegurar su clasificación a la siguiente ronda contra Polonia.
Los mexicanos estuvimos con un ojo aquí y otro allá, pendientes de lo que sucedía en ambos territorios. Messi falla un penal y ya no sabemos si eso es bueno o malo. Si queremos que Argentina golee o que Polonia gane por uno, ¿qué es lo más probable? Y mientras, México daba la sensación de constante peligro en la meta saudí, pero no terminaba por concretar. A pesar de todo, la desesperación no nos toma por sorpresa, porque “confiamos en los nuestros”.
Y sí, las respuestas parecieron llegar para la segunda parte. Argentina, pese al yerro del “Messías”, se puso adelante 2-0 ante el rival europeo, justo la diferencia que ponía a México en una situación favorable.
Mientras que por su causa, primero Henry Martin remataba como podía para anidar el balón en las redes; el primero para su cuenta personal y, más importante aún, para la causa del Tricolor. Hasta aquí se alistaba el “sí se puede” en las gargantas para amarrar la calificación “de último momento”.
Luis Chávez encaminó más al Tri hacia lo impensado. ¡Increíble! México lo hará de nuevo, parecíamos tener todos en nuestras mentes.
En las escuelas, trabajos, bares y restaurantes parece que el tiempo se detiene para atestiguar una obra de la divinidad, una película de ciencia ficción, un absurdo a punto de volverse realidad.
El jugador de los Tuzos cobra como los grandes y, por primera vez, México celebra un gol desde la distancia del tiro libre. ¡Vaya gol! Ahora todo el país tiene algo en qué creer.
Las oportunidades siguieron y parecía que el tiempo era suficiente. Un ojo aquí y otro allá. Seguimos esperando que si México no mete el tercero, lo haga Argentina por nosotros (sí, ahora somos “todos”). Olvidamos que los sudamericanos ya tienen lo que querían y más que buscar un tercero, se tienen que enfocar en que los polacos no descuenten; a fin de cuentas, ellos tienen la diferencia a su favor. La urgencia es siempre para México.
Y el país entero se vuelca hacia al frente. Se pasea frente a la portería de Arabia Saudita. Huele a peligro constante. A “milagro”. Al “sí se puede”. Cae un gol, fuera de lugar. Aproximación, se queda en eso. Falta, no prospera. ¡Alguien haga algo, por el amor de Dios! En la transmisión siguen diciendo que sí se puede.
Martino hace cambios. Por fin, mete a su hombre, por el que peleó tanto y que a final de cuentas llevó nomás a pasear. Queda claro que Jiménez no estaba en las mejores condiciones y a Funes Mori le quedan 5 (o 10) minutos para vestirse de héroe charro. Insuficiente. Pita el árbitro y la realidad golpea una vez más a nuestra humanidad. Estamos hechos a prueba de balas, porque en la tribuna se nota que somos locales. En las escuelas, trabajos, bares y hogares estuvimos ahí, hasta el final, pero el final es la derrota… aún en el triunfo. No, no se pudo. Y es que no siempre se puede dejar todo para el final.
¿Y cómo reprocharle al joven su maldición después del partido? Si él aguantó todo, con la fe inquebrantable de un mexicano y la inocencia propia del aficionado al futbol. Se quedó incluso tiempo extra, porque por un momento soñó con ser parte de una historia de triunfo, una historia que tanto necesita él como necesitamos todos.