Por Fabio Pérez
Seguros al quirófano, así es como deben llegar los pacientes a la cita con el cirujano. Para cumplir con ese preámbulo, existe el “preoperatorio”, etapa que engloba los exámenes clínicos practicados antes de una cirugía. Consiste en evaluar el estado general de la persona a fin de prevenir riesgos durante la intervención. Se trata de una preparación obligatoria destinada a aquellos que van a pasar tiempo hospitalizados tras un procedimiento quirúrgico.
El primer paso del preoperatorio es la entrevista entre paciente y cirujano. Ahí se establecen las bases del manejo que se hará en los días previos a la operación.
Para valorar la condición de la persona se revisa su historial, se lleva a cabo una exploración física y se encargan pruebas, como un análisis de sangre, un electrocardiograma o una radiografía.
Antes de llegar a la sala de operaciones, el paciente debe ser informado sobre las alternativas de tratamiento que existen para su caso, así como de los pros y los contras del procedimiento que se propone para dar solución a su situación. En síntesis, se brinda al aquejado la información que necesita para tomar una decisión; luego, si se decide por la cirugía, el individuo firma el consentimiento, es decir, una declaración de que comprende la técnica a la que será sometido y sus riesgos.
En el plano ideal, el preoperatorio exige una colaboración multidisciplinaria, por ejemplo, es deseable que el anestesiólogo haga una revisión del individuo al que dormirá. De hecho, el preoperatorio concluye una vez que se aplica la anestesia.
MANO RESPONSABLE
El cirujano guía los esfuerzos por proporcionar al paciente los cuidados adecuados.
Determina las medidas a adoptar para detectar situaciones que puedan causar problemas durante la operación; también le corresponde prever la reacción a la anestesia.
Llegar seguros al quirófano exige lidiar con diversos factores de riesgos que llegan a causar complicaciones.
Por ello, el equipo médico debe informarse sobre los antecedentes clínicos del individuo a intervenir, si se le han realizado procedimientos quirúrgicos con anterioridad, qué tratamiento farmacológico lleva, si tiene alergias y cuáles son sus hábitos (ser fumador, por ejemplo, puede incidir en el resultado).
Al formar parte de una cultura de calidad y seguridad en materia clínica, el preoperatorio debe conducirse con estándares tan claros como uniformes.
La responsabilidad del cirujanos no se limita a lo que ocurre durante la operación; incluye informar al aquejado sobre los peligros de que la enfermedad evolucione de forma natural si se deja sin tratamiento comparados con los riesgos que plantea una cirugía.
La intervención exitosa depende de la comprensión del médico acerca de los aspectos del padecimiento a tratar y de las decisiones que tome para ayudar a la persona.

¿QUÉ TAN SERIO ES?
Previo a la cita con el quirófano, el profesional clínico interroga al aquejado en busca de detalles sobre la enfermedad que sufre; así determinar si padece una condición de urgencia o de naturaleza crónica, por ejemplo. Se plantean preguntas acerca del dolor: si es súbito o gradual, si es agudo o soportable, si algún factor lo detona y qué acciones o remedios lo alivian; cuánto dura la molestia, su frecuencia, si es creciente o decreciente.
Debe tenerse en cuenta la presencia de fiebre, sudores o escalofríos, ya que estos signos sugieren la posibilidad de una infección aguda. Otra cosa a considerar: una pérdida significativa de peso bien puede ser causada por un mal crónico, un tumor, por ejemplo, que se está manifestando.
En ocasiones, el médico se entrevista con familiares o tutores porque estos brindan información útil.
Documentos como resultados recientes de análisis de laboratorio o de estudios de imágenes, además de que evitan la necesidad de repetir pruebas (y los costos asociados), permiten obtener una imagen más clara del asunto.
Algo similar puede decirse de informes operatorios previos y reportes de anatomía patológica, para el caso de que la persona haya sido intervenida anteriormente.
Conocer los antecedentes de operaciones previas es esencial, en especial cuando esos procedimientos se relacionan con la situación actual.
Todo lo anterior ayuda a disminuir el riesgo de sufrir eventos adversos durante la intervención quirúrgica o la anestesia, como problemas de las vías respiratorias.

EN CONTROL
Para llegar seguros al quirófano es importante que las personas tengan una buena condición general; esto significa intentar controlar situaciones como deshidratación, malnutrición, anemia o problemas de coagulación.
Cuando el individuo a operar lleva un tratamiento con inmunosupresores o corticoides, siempre que sea posible debe suspenderse su ingesta antes de la cirugía.
Procedimientos relacionados con el aparato digestivo, por ejemplo, requieren una preparación intestinal que ayude a vaciar los intestinos; también se pide al sujeto llevar una dieta líquida durante las 48 horas previas a la intervención.
Estudiar a la persona a operar permite conseguir un diagnóstico integral que contemple tanto el conocimiento preciso del mal que será tratado mediante cirugía como el estado clínico general del enfermo.
Si el individuo es portador de una cardiopatía, de diabetes, o cualquier otra enfermedad agregada, o simplemente padece obesidad, además del manejo que se hará del padecimiento que reclama quirófano, debe tratarse la afección o condición asociada, antes o durante la cirugía según sea el caso.
Sobrepeso, presencia de comorbilidades significativas y el envejecimiento poblacional aumentan los riesgos vinculados con procedimientos quirúrgicos.
CALMA VALIOSA
Una bondad del preoperatorio es que ayuda a tranquilizar a los pacientes. Minimizar la ansiedad es vital para que lleguen seguros al quirófano.
La mayoría de las personas, si no es que todas, percibe a una operación como un evento preocupante. El procedimiento a realizar no hace diferencia, tampoco que el sujeto a intervenir se haya sometido a una cirugía antes.
Está comprobado que un buen preoperatorio mejora los resultados de las intervenciones y acelera la recuperación del paciente.