Inyección de Insulina

Nutrición preventiva contra enfermedades crónicas

Por Fabio Pérez

Nutrición preventiva, esas dos palabras son la respuesta para el incremento del consumo de calorías que se ha registrado en las últimas décadas.

La preferencia por los alimentos de bajo contenido nutricional va de la mano con los cambios registrados en el modo de vida.

Servicios básicos que llegan a más personas, nuevas modalidades de empleo, modificaciones en el ritmo diario, entre otros factores, han modificado enormemente la cotidianidad.

Una dieta que reúne una abundancia de comestibles de gran densidad energética, ricos en grasas y azúcares refinados simples, con una ausencia de carbohidratos complejos, se relaciona de forma estrecha con la aparición de males crónicos no transmisibles como diabetes, hipertensión, obesidad, algunos tipos de cáncer.

Se trata de enfermedades directamente relacionadas con hábitos alimenticios y estilos de vida.

Hablamos del consumo de grasas, especialmente las saturadas, que favorecen el aumento del colesterol sérico y los males cardiovasculares.

O de la ingesta de azúcar refinada, o procesada, que se extrae de la caña de azúcar o de la remolacha y que es sometida a tratamiento químico antes de ser agregada a otros alimentos. Como no es esencial para el organismo, su consumo debe limitarse.

La sal es el tercer elemento de la lista. Hay que restringir la cantidad que se usa para la cocción de alimentos, sobre todo cuando la persona padece hipertensión o es propensa a sufrirla.

PROGRAMA PERSONAL

La nutrición preventiva es la herramienta a considerar contra el incremento de las enfermedades no transmisibles.

Antes de proseguir conviene mencionar que la Organización Mundial de la Salud y varias instituciones oficiales han determinado cuál es el consumo calórico diario adecuado para mantener una vida saludable. Sin embargo, los valores recomendados son relativos.

Al hablar sobre la dieta ideal que debe seguir una persona deben considerarse muchos factores, como edad, antecedentes familiares, enfermedades, ritmo de vida y más.

El nivel de personalización ideal no puede lograrse con dietas extraídas de páginas web o redes sociales. Obtener un plan nutricional a la medida, que tome en cuenta los diversos aspectos de la salud individual, exige acudir a un especialista, como un nutriólogo.

Una dieta saludable más alrededor de 30 minutos de actividad física de intensidad moderada unos cinco días a la semana, desempeñan un papel importante en la prevención de males.

CLAVES DE SALUD

Varios consejos en materia de alimentación nunca pierden vigencia. Por ejemplo, el de consumir pescado y carne de pollo sin la piel.

En una dieta saludable por supuesto que caben los cortes magros de carnes rojas, pero lo ideal es limitar estos alimentos a dos veces por semana.

Aumentar la ingesta de verduras y frutas frescas acarrea beneficios de consideración. Son fuentes naturales de vitaminas hidrosolubles y fibra vegetal. La recomendación es consumir de tres a cinco porciones de frutas y/o verduras al día.

Otra cuestión fundamental es mantener un peso adecuado a lo largo de la vida. Para controlarlo se necesita ejercicio diario y limitar el consumo de calorías

¿Qué hace por nosotros la nutrición preventiva?

a) Ayuda a frenar o disminuir las afecciones ligadas a una deficiencia o un mal hábito alimenticio.

b) Sirve para educar al individuo de manera que adquiera una forma sana de comer, lo que equivale a cuidar de su cuerpo.

c) Es una herramienta para detectar, estudiar y corregir errores en la alimentación.

Isquemia coronaria (lesión o enfermedad en los principales vasos sanguíneos del corazón), cáncer, diabetes, cirrosis, osteoporosis y obesidad son males que ocupan los primeros lugares de mortalidad en los países de occidente en la actualidad.

La nutrición tiene mucho que decir sobre la proliferación de estas afecciones.

La evidencia científica muestra que grasas saturadas, azúcar, sal y alcohol son sustancias que conviene limitar, cuando no eliminar, para mantenerse saludable.

EL HÁBITO HACE LA SALUD

Desde hace tiempo se tiene claro que es indispensable fomentar entre la población mejores hábitos alimentarios para favorecer la salud pública.

Con la nutrición preventiva pueden conseguirse objetivos de provecho.

1) Solucionar molestias digestivas frecuentes como la acidez, la mala digestión, flatulencias, estreñimiento, intolerancias alimenticias y demás.

2) Prevenir y remediar problemas como la anemia.

3) Retrasar la aparición de afecciones óseas como la osteoporosis.

4) Mantener a raya enfermedades degenerativas.

5) Facilitar el control del estrés o la ansiedad.

6) Reducir problemas de insomnio.

OBESIDAD NACIONAL

Durante mucho tiempo el principal problema en el rubro de nutrición y salud fue la falta de acceso a comestibles. Hoy día, en muchas regiones, la cuestión es combatir la sobrealimentación.

La obesidad ha adquirido tintes de epidemia y no respeta edades. Niños, jóvenes y adultos son sus víctimas. Además, la situación socioeconómica no hace diferencia, afecta lo mismo a ricos que a pobres.

México ocupa el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil y uno de los primeros en obesidad global.

Esta condición está ligada al desarrollo de las enfermedades no transmisibles ya mencionadas, que han aumentado su presencia en territorio nacional en las últimas décadas causando cerca de 250 mil defunciones al año.

Además, debe considerarse que produce un daño metabólico que afecta la calidad de vida. Antes de fallecer, las víctimas de obesidad y los males asociados a ella sufren desde ceguera hasta amputaciones, insuficiencias cardíaca o renal, cirrosis, secuelas neurológicas y más.

Se trata de escenarios en los que paciente y familia enfrentan un lento deterioro que merma tanto en lo físico como en lo moral y perjudica enormemente la economía de un hogar.

La cantidad de personas que requieren servicios médicos por las enfermedades no transmisibles excede por mucho la capacidad del sistema sanitario nacional.

Buena parte del problema de obesidad y sobrepeso que padece la sociedad mexicana se debe al consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas con alta densidad calórica dentro de comunidades urbanas y rurales de escasos recursos.

La nutrición preventiva es la opción que puede atajar afecciones ligadas a malos hábitos alimenticios y aumentar la reserva de bienestar del pueblo mexicano.