Después de cuatro años de haberse establecido en Torreón, Yamil le dijo a su madre:
“No hagas preguntas de las cuáles no te van a gustar las respuestas… y si estás preparada para la respuesta, entonces, vuelve a hacer la pregunta”
Era 2008, Yamil, originaria de Zacatecas, tenía 19 años y aún era “ella”. Se había mudado a la ciudad lagunera en 2004 para continuar sus estudios de preparatoria.
Su madre le contestó:
“Quiero saber más de tu vida. ¿Por qué estás pasando esto? ¿Qué te ha llevado a ser como eres hasta ahorita? ¿Por qué te has alejado tanto de la familia?”.
La respuesta al interrogatorio fue decisiva: Yamil “salió del clóset”.
Esa no sería la única ocasión en que tendría que romper la puerta del mueble. Sin embargo, la segunda vez lo hizo para vivir una metamorfosis: ya no es ella, sino “él”, un hombre trans.
Yamil Anahí Muñoz Tiznado nació en 1989 en el rancho de Felipe Pescador, en Zacatecas, una comunidad rural que carece de completo acceso a internet y otros servicios.
Allí vivió su infancia y parte de su adolescencia sin conocer personas con una orientación sexual distinta y, si bien le gustaban las niñas desde el jardín de niños, nunca supo por qué ni cuestionó nada hasta que se mudó a Torreón.
En 2004, cuando tenía 15 años, llegó a La Laguna para estudiar en la Preparatoria Venustiano Carranza (PVC). Fue en esa etapa cuando se dio cuenta que había más personas atravesando la misma situación.

Como estudiante de esa institución conoció amigos que pertenecían a la comunidad LGBT, así como las fiestas y los excesos, que casi se convirtieron en parte de su rutina diaria.
Preocupada, su madre decidió interrogarla y fue entonces cuando Yamil al fin se identificó como una mujer lesbiana. Incluso tenía novia, con la que se casaría en 2021.
La reacción de sus familiares ante la noticia no fue de rechazo, pues sus padres le tienen un amor mucho mayor que cualquier tradición y estilo de vida, sino de preocupación. Su padre le dijo:
“Es que yo no quiero que sufras. Yo sé que si tú eres así, vas a sufrir mucho”.
Anahí no tomó con mucha seriedad la reacción de la familia, inclusive, les pidió que se relajaran. Sin embargo, con el tiempo, se dio cuenta que el temor de su familia era real: no era un sufrimiento que se manifestaba con el llanto crónico, sino más bien la discriminación, sobre todo al momento de tocar las puertas del trabajo.
Al egresar de la Licenciatura en Administración Financiera en la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) se enfrentó al desempleo.
Las oportunidades de trabajo se le cerraron. Aunque no le decían de manera abierta que su solicitud fue rechazada debido a su aspecto, Yamil tenía un presentimiento acerca de esas decisiones corporativas.
En esa época, Anahí lucía un estilo tomboy, es decir, una chica que demuestra a través de su vestimenta rasgos que tradicionalmente se consideran masculinas.
“En ese momento lo tomé como: ‘no estoy capacitado para el puesto y no pasa nada, voy a seguir buscando oportunidades’. Duré así como un año y medio que no encontraba absolutamente nada. Entonces tomé la decisión de irme a vivir a Guadalajara. Y a la primera entrevista que fui, quedé”, contó.
En ese 2015, durante su estancia en la capital jalisciense, Yamil tuvo otro panorama, se dio cuenta que en La Laguna se mantenían prejuicios sobre el aspecto de la personas, sobre todo si su vestimenta y comportamiento no concuerdan con su sexo biológico.
“Ahí fue cuando caí en cuenta de que no era que no tuviera los conocimientos, sino que realmente fue por la apariencia y el tipo de puesto al que yo estaba solicitando, que era administrativo, que no se me daba la oportunidad”, mencionó.
Anahí decidió regresar a Torreón en 2017 y cinco años después, emprendió junto con su amigo y socio un despacho financiero en donde trabaja en la actualidad.
La metamorfosis
Fue hasta 2022, un año después de haberse casado, cuando comenzó a hormonarse para poder hacer su transición a hombre. Su esposa le ayudó a tomar la decisión para dar ese siguiente paso.

Según compartió Yamil, al inicio de su matrimonio se observaba en el espejo y deseaba no tener senos. Siempre había jugado con la posibilidad de quitárselos, pero nunca concretaba nada. No se sentía a gusto con su cuerpo, sin embargo, llegó un punto en el que normalizaba su inquietud. En retrospectiva, califica ese periodo como negación, no quería aceptar esa parte. Después de hablar de todo ello con su esposa tomó la decisión de hormonarse.
Yamil considera que era “ignorante” en ese tema; desconocía los costos de lo que implicaba todo ese procedimiento. Tuvo que aprender desde lo que debía hacer en lo económico, social, emocional y cada aspecto relacionado con ser un hombre trans.
“En ese punto yo estaba realmente emocionado. Realmente despertó esa parte de que siempre lo quise hacer. No es que nunca me diera cuenta, sino más bien lo reprimí. Pero tampoco es como que un día en la mañana te levantas y ‘ya quiero ser hombre’. No. Traes diferentes alarmas que te van indicando que vas para allá”, expresó.
Su primera fuente de documentación fue YouTube; vio videos para conocer sobre el tema y orientarse en cuanto a qué especialistas debía acudir primero. A través de sus contactos, se enteró de una endocrinóloga en Torreón que podía atender su caso desde el principio.
Una vez que la localizó, la doctora le pidió estudios endocrinológicos, en los que se incluían pruebas sanguíneas y de niveles hormonales para determinar cómo podría aplicarse la testosterona, ya sea por inyecciones, parches o de administración oral. Los primeros estudios arrojaron que lo mejor era aplicar Primoteston o Sostenon inyectado para que comenzara a realizar su procedimiento. La doctora determinó sus dosis y comenzó la transformación.
Los cambios no tardaron más de un mes en aparecer: primero comenzó a sentir su garganta rasposa debido a que su voz se estaba engrosando. Luego, a partir del quinto mes le comenzó a salir vello y en el octavo mes los cambios ya eran completamente visibles.
Al compartir su experiencia, Yamil consideró importante recalcar que cada procedimiento es distinto. Explicó, por ejemplo, que no a todos les sale bigote, porque depende de la genética de cada persona. Es decir, la testosterona no te garantiza que te pueda salir vello facial.
Entre los cambios físicos más significativos, destacó la espalda más ancha, el aumento de masa muscular e inclusive, pueden desarrollar acné.
No obstante la metamorfosis que vivió su cuerpo, Yamil considera que los cambios más complicados no fueron los físicos, sino los emocionales y sociales. Por ejemplo, los cambios de humor que muchas veces derivan en agresividad o depresión.
“En el caso de los hombres trans, tendemos a desarrollar mucha agresividad. O sea, la hormona te hace que te vuelvas más agresivo, que tengas cambios repentinos de humor más constantes que pueden generar discusiones. De ahí viene mucho de la depresión que se desarrolla dentro de un tratamiento”, explicó.
Cabe señalar que Yamil siempre tuvo acompañamiento psicológico para poder manejar los efectos adversos del tratamiento de las hormonas. También fue vital el apoyo de su familia y la de su esposa.
“Si tu entorno te apoya va ser más fácil llevar ese cambio. Pero si tú tiendes a estar en un entorno donde todo el mundo te rechaza, pues obviamente tu hormona lo que va hacer es que se va refugiar dentro de la depresión, dentro de los cambios: que te vuelves más agresivo, que empiezas a tener problemas con las personas porque no sabes cómo vas a reaccionar (…) Afortunadamente, yo no hice un tratamiento a los 20 años donde todavía traes hormonas de adolescencia. Yo hice mi tratamiento a los 32 años. Entonces, a mí me ayudó mucho la cuestión de mi estabilidad económica y el apoyo de mis papás”, mencionó.
Otro de los retos fue el cambio de pronombres. Era consciente de que no iban a nombrarlo de inmediato como “él”, ya que por más de 30 años lo habían conocido como “ella”.
Al principio hasta a él le fue complicado referirse a sí mismo como hombre. Le causaba mucho conflicto sobre todo con el círculo social y familiar que tenía cuando aún era mujer.
“Al hacer un cambio ya no es: ‘díganme como quieran’, sino es yo decirme a mí que realmente soy hombre. Sí fue un choque porque también entra el cómo me educaron a mí”, detalló.
Yamil tuvo que desaprender y reestructurar su educación. A partir de los tres meses de hormonas empezó a percibirse como un hombre y a cambiar su mentalidad.
Tampoco fue nada fácil para sus familiares, quienes también tuvieron que recurrir a la asistencia psicológica con el objetivo de poder afrontar la situación.
“‘Jamás vas a dejar de ser una mujer’; al final de cuentas es todo lo que el mundo te dice y a lo mejor para su mentalidad y la cuestión de cómo ellos entienden la situación están en lo correcto. Pero cuando tú lo vives acá de este lado, entiendes la esencia de dónde viene el que te sientas un hombre. No es una cuestión de genitales ni es una cuestión tampoco como tal de una apariencia”, explicó.
La transexualidad, así como otras identidades de género también tiene sus matices. Yamil detalló que dentro de la comunidad hay personas trans que no necesariamente llevan a cabo un tratamiento para poder cambiar de apariencia. De modo que ser un hombre trans no viene de un cambio físico, sino más bien de una “esencia” que la persona percibe desde muy joven.
Toda esta parte reflexiva que se tiene que hacer de manera interna, también se hace de forma externa, sobre todo al momento de volverse a integrar en la sociedad.
Actualmente en La Laguna la comunidad trans apenas está siendo visibilizada y no porque carezca de miembros, sino que muchos permanecen ocultos debido al temor a sufrir discriminación, sobre todo en la cuestión laboral o sentimental.
“Yo siempre estuve detrás de la computadora. Atendía a los clientes por teléfono. Desde ahí ya se me estaba limitando en ese sentido. Yo sentí eso, mas no puedo decir que realmente así fue porque sería suponer lo que la otra persona estaba haciendo en su mente. Pero ahorita ya no existe esa limitante, es que no te puedo explicar con palabras cómo se ve, pero sí te tratan diferente”, consideró en torno al trato que recibió cuando eran una mujer lesbiana.
Yamil enfatizó que los roles de género sí estaban marcados debido a las experiencias que vivió cuando era mujer, mismas que eran muy diferentes a las que experimentó al convertirse en hombre trans.
Por ejemplo, al hormonarse, ya no se notaba que había sido mujer, y vio cómo pega el machismo en las cuestiones laborales, y más en el ámbito en el que estaba, donde la imagen era parte fundamental para poder atraer clientes.
“Ahorita me han hecho la invitación a más proyectos que antes no tenía entrada porque eran grupos cerrados de hombres”, dijo.
Para Yamil, el “techo de cristal” es una realidad que viven las mujeres en la sociedad.

Información casi nula
Yamil habló acerca de la escasa información que existe tanto acerca de aspectos estadísticos de la comunidad trans, así como de los procesos como el que vivió.
Con respecto al primer punto, algunos datos disponibles que podemos destacar son:
-En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) de 2021, de las personas que se autoidentifican como miembros de la comunidad LGTB, 34.8 por ciento son transgénero o transexual.
-De acuerdo con la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, en el caso de las mujeres trans, se estima que su esperanza de vida es de 35 años debido a las condiciones de vulnerabilidad que presentan. Sin embargo, en el caso de los hombres trans, la cifra no es exacta debido a la poca información y la falta de investigación.
-De acuerdo con el Observatorio de Crímenes de Odio contra personas LGTB, catalogó al país como la segunda nación con más crímenes de este tipo hacia los miembros de dicha comunidad.
-En La Laguna no existe una estadística aproximada de cuántas personas trans hay ni tampoco su calidad de vida. Sin embargo, se sabe que las condiciones para los miembros de esta comunidad son precarias en todo el país.
En cuanto al otro punto, Yamil comentó que actualmente se sigue informando sobre lo que implica hacer un cambio de género, pero la realidad es que no existe ni la investigación adecuada ni la información transparente sobre el tema. Muchas veces se habla de las ventajas, pero no siempre se hace referencia a los contras.
Por ejemplo, casi no se habla de aquellas personas que se arrepintieron de haber realizado la transición.
Yamil atribuye esto a que muchas veces no hay un entorno sano que pueda servir de apoyo al momento de cambiar de género. También ocurre cuando no lo hacen acompañados de especialistas.
“Claro que pasa. Son decisiones que tomas en un mal momento. Precisamente lo del acompañamiento psicológico es antes de empezar un tratamiento, pero dentro de ese tratamiento psicológico no hay especialistas. No hay un psicólogo que esté preparado para llevar un acompañamiento (…) No existe una preparación para que una persona de la salud te dé un diagnóstico de que eres una persona trans”, explicó Yamil.
En tanto minoría, la comunidad trans sufre la falta de información en la investigación psicológica para aplicar protocolos para determinar si la persona es apta para este tipo de procedimientos.
Ante ello puede que se les intente dar seguimiento con algunas otras herramientas de investigación que no están hechas para estos casos y puede ocurrir que no siempre se tome una decisión consciente, lo que puede traer consecuencias graves.
Además de las cuestiones de salud, emocionales y familiares, también existe la parte del rechazo o el asombro de la sociedad en general. Las reacciones de las personas al enterarse de que Yamil es un hombre trans varían entre la sorpresa, el repudio o la curiosidad. Sin embargo, comprende que no todos pueden recibir esa noticia con agrado o naturalidad.
En ese sentido, aconseja a quienes piensen hormonarse, hacerlo de manera consciente y siempre de la mano de especialistas en salud física y psicológica:
“Les recomiendo que fortalezcan su inteligencia emocional, porque es la que va a hacer que te pongas un escudo contra todos aquellos comentarios que te hagan y que todo lo tomes realmente con amor”.
En La Laguna la comunidad trans sigue estando marginada no sólo por la sociedad en general, sino también por la falta de información que muchas personas de la misma comunidad desconocen, lo que puede dar pie a que emitan juicios que perjudiquen a sus miembros.
Yamil comentó, por ejemplo, que las chicas tomboy que deciden transicionar como él lo decidió no siempre son bien recibidas porque “dieron el paso” en convertirse en hombre.
Otras de las cuestiones es que las personas trans que muchas veces están en los medios de comunicación o que tienen el poder de informar sobre la situaciónde de la comunidad no siempre son un medio para que la sociedad pueda comprender la lucha transexual.
“El hecho de que tú pertenezcas a la comunidad no te hace apto para tener un micrófono y poder hablar del tema. Depende mucho si realmente estás trabajando para hacer un bien o simplemente estás parado ahí porque eres parte de. Es una delgada línea”, opinó.
Yamil considera importante mostrarle tanto a las generaciones presentes como futuras todo el recorrido que se tuvo que hacer para que los miembros de la comunidad trans sean vistos como lo que son: personas, que no por ser trans deben de tener ni más ni menos oportunidades ni privilegios.
Cambiar también por la ley
Legalmente, Yamil tiene que cambiar todo tipo de documentos en concordancia con su nuevo nombre y cambio de identidad de género. Entre los principales está el acta de nacimiento, con la que automáticamente se le hará el cambio de CURP.
En Torreón este trámite tiene que hacerse en Saltillo, la capital coahuilense. Tiene un costo de 900 pesos. Ese precio también aplica para el cambio de la cédula profesional, título y acta de matrimonio.
Por el momento, aún está en proceso de realizar su cambio de nombre. En Coahuila es posible, sin embargo, un limitante que muchos de la comunidad pueden padecer en México es que no todos los estados admiten este tipo de cambio.
El hecho de tener todavía su INE como mujer le ha traído problemas en el sentido de que no todas las personas le creen que es él a pesar de que les informa que es un hombre trans.
Contó un ejemplo: uno de sus celulares falló y le pidieron su credencial para confirmar que el equipo estaba a su nombre. Sin embargo, al no coincidir su foto con su apariencia le negaron el servicio en una primera instancia.
Otras consideraciones
En cuestiones de salud, no se puede dejar de lado el sexo biológico de la persona trans. De ser así, no se le estaría dando un tratamiento adecuado y por ende, su salud puede correr riesgo.
Yamil, por ejemplo, tiene que acudir con especialistas que atiendan su sexo biológico, por lo que como cualquier otra acude a chequeo con el ginecólogo.
Cuando se hace un cambio de género, cambiar los órganos sexuales es una cuestión delicada de salud. Yamil dijo que en México no hay especialistas que reconstruyan un pene, solo existen en el extranjero. Aún así, no se puede poner erecto ni eyacular.
En el caso de las mujeres trans es diferente. En el país sí hay especialistas que hacen ese tipo de operación. Sin embargo, la vagina debe de tener ciertos cuidados especiales, además de que se altera la sensibilidad.
La cirugía de reconstrucción de un órgano reproductor es riesgosa en ambos casos debido a la cantidad de sangre que se puede perder por el simple hecho de ser una parte íntima. Situación a la cual Yamil no se piensa arriesgar.
Entre el campo de investigación que aún no se visualiza, se encuentran también las necesidades de los hombres trans en comparación con las mujeres trans. Ambos necesitan otros procedimientos distintos y muchas de las veces, existe mayor investigación en cuanto a las mujeres trans, inclusive, en cuestiones de salud.
Aunque la comunidad trans es pequeña en La Laguna, existe, y por ende sus necesidades también.
Una de ellas son los recursos económicos para poder transicionar de mujer a hombre o de hombre a mujer.
Para darnos una idea, Yamil gasta al menos entre mil 500 a dos mil pesos al mes entre sesiones con los especialistas en endocrinología, así como atención psicológica y en dosis de hormonas.
No todas las personas cuentan con el capital para hacerlo, por lo que en un futuro, una opción sería que los medicamentos y las hormonas pudieran entrar al esquema de salud pública, así como en su momento lo hicieron los medicamentos contra el SIDA, que también era un tema tabú.
‘La vida como es’
Yamil sigue haciendo y rehaciendo su vida. Sigue en su negocio, tiene una esposa que lo apoya y que próximamente, están en la posibilidad de realizar un tratamiento de fertilización para poder ser padres en un futuro. Yamil también hace un podcast llamado “La vida como es”, que pueden escuchar en varias plataformas digitales.
Y aunque en un principio, para Yamil fue difícil salir a luz pública y decir abiertamente que era un hombre trans, fue un paso importante para la comunidad, ya que, así como lo expresó anteriormente, la ignorancia fomenta el odio, por lo que conocer cuáles son las situaciones de la comunidad LGTB, así como la comunidad trans, logran abrir el panorama para fomentar el respeto a cualquier persona sin importar sus preferencias sexuales o su identidad de género.
Aún falta mucho por hacer, pero la comunidad trans en México y en La Laguna sigue avanzando y con paso firme. Y uno de sus logros es seguir conociendo los casos de vida de cada uno de sus miembros. Conocer implica respetar tanto por aquellos que no forman parte de la comunidad, así como los miembros de la misma.