Medicina que hace daño

Por Fabio Pérez

¿Medicina que hace daño? Desde luego que existe.

A nivel mundial se estima que el 50 por ciento de los perjuicios sufridos por pacientes mientras reciben asistencia clínica está relacionado con los fármacos que se administran para tratar los padecimientos.

Es decir, son frecuentes los efectos indeseables vinculados con la medicación.

El uso incorrecto de productos farmacéuticos suele afectar especialmente a los adultos mayores, sobre todo cuando deben tomar varios productos de forma diaria.

Tres áreas esenciales de los servicios sanitarios (quirófano, cuidados intensivos y urgencias) se destacan por daños a los pacientes asociados a los fármacos empleados.

La comunidad médica respalda el uso de medicamentos, desde luego, han demostrado ser herramientas eficaces para proteger la salud.

Los daños se presentan en escenarios bastante específicos:

a) Cuando se prescribe el producto incorrecto.

b) Cuando la medicina no se administra conforme a las indicaciones.

c) Cuando el medicamento suministrado es de mala calidad.

Nadie debería sufrir daños derivados de recibir asistencia clínica.

Punto medular de la atención es preservar la seguridad del paciente.

ERRORES FRECUENTES

Prácticas de medicación poco seguras y errores de medicación son causas frecuentes de lesiones y daños evitables sufridos por los pacientes en los sistemas de salud.

En la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman el costo global asociado a errores de medicación en 42 000 millones de dólares anuales.

¿Por qué se producen estos yerros?

1) Problemas sistémicos de los servicios sanitarios.

2) Factores humanos como la fatiga.

3) Malas condiciones ambientales.

4) Escasez de personal.

Hay medicina que hace daño, pero esto no tiene que ver solamente con el contenido o la calidad de los fármacos.

El perjuicio al enfermo también se origina en prácticas, dificultades y cuestiones que se registran lo mismo en la prescripción, la transcripción, la dispensación, la administración o el seguimiento de los remedios que administran los sistemas sanitarios.

En el peor de los escenarios, los fallos vinculados con las medicinas prescritas producen daños graves, discapacidad y hasta la muerte.

REDUCIR EL RIESGO

Contra la medicina que hace daño hay que adoptar estrategias en las áreas clave mencionadas.

Medidas que pueden funcionar son:

+ Elaborar reseñas normativas que acompañen a los productos.

+ Establecer protocolos de seguridad para no confundir preparados de apariencia y sonidos similares.

Sobre este último punto, cabe mencionar que algunos medicamentos tienen nombres similares, tanto en su escritura como en su sonido, ya sea por su nombre genérico o por su marca. Además, existen preparados cuyo empaque es parecido, lo que facilita el error.

Los fallos en los sistemas de prescripción también producen daños relacionados con el uso incorrecto de medicinas.

Se ha demostrado que hasta el 50 por ciento de perjuicios causados por la medicación se originan o en la fase de prescripción o en el momento en que los pacientes los toman, a consecuencia de un control inadecuado.

Los fármacos que representan un mayor riesgo por errores de medicación son los antibióticos.

Sedantes, antiinflamatorios y productos para el corazón y la hipertensión también plantean riesgos de consideración.

EL PAPEL DEL PACIENTE

Los yerros en la medicación son evitables y el paciente puede tener un papel importante en su prevención.

Una medida básica es que el aquejado, o un familiar, se informe sobre los medicamentos prescritos.

El enfermo, o sus cuidadores, deben tener presentes los posibles efectos secundarios de las medicinas.

Lo ideal es que el paciente, o alguien cercano a él, conozca las respuestas a las siguientes preguntas:

¿Cuál es la marca o el nombre genérico del producto?

¿Qué se supone que hace?

¿Cuánto tiempo debe pasar para observar resultados de su uso?

¿Cuál es la dosis y durante cuánto tiempo debe tomarse?

¿Existe algún alimento, bebida, medicamento o actividad a evitar mientras se toma la medicina?

DAÑO POR COMBINACIÓN

La medicina que hace daño provoca lo que se denomina un evento adverso de medicación evitable.

Si hubo un fallo en la administración de fármacos, pero nadie salió lastimado, hubo un evento adverso potencial.

A continuación, dos ejemplos de error en la medicación señalados por la Clínica Mayo:

a) Tomar un producto de venta libre que contiene acetaminofén (Tylenol, entre otros) cuando ya estás ingiriendo un analgésico recetado que contiene el mismo ingrediente. Esto puede ocasionar que el paciente exceda la dosis recomendada de acetaminofén, con lo que puede producirse daño hepático.

b) Tomar un medicamento para la depresión llamado fluoxetina (Prozac, Sarafem) junto con un preparado contra la migraña llamado sumatriptán (Imitrex). Los dos medicamentos afectan los niveles de una sustancia química del cerebro llamada serotonina; su ingesta simultánea puede provocar una afección llamada síndrome de la serotonina; los síntomas de su interacción incluyen confusión, latidos acelerados del corazón y aumento de la temperatura corporal, entre otros.

ATENCIÓN AL DETALLE

Cualquier persona puede ser víctima de la medicina que hace daño. El efecto adverso se presenta lo mismo en el consultorio médico que en el hospital, lo mismo en el hogar que en un asilo para ancianos.

Los niños tienen un riesgo más elevado de sufrir a causa de fallos relacionados con las medicinas porque necesitan dosis diferentes a las de los adultos.

¿Cuáles son las causas más comunes de equivocaciones con los preparados?

1) Mala comunicación entre los médicos.

2) Mala comunicación entre el paciente y los médicos.

3) Abreviaturas médicas.

Muchas personas han sufrido a causa de errores como los siguientes:

+ Confundir gotas para los oídos con gotas para los ojos.

+ Cortar los comprimidos sin que el médico o el farmacéutico les indique que es seguro hacerlo (algunos medicamentos no deben cortarse porque tienen un recubrimiento para asegurar la acción prolongada o proteger el estómago).

+ Usar la cuchara equivocada (la cuchara sopera no es para medir, hay que utilizar una jeringa oral o el recipiente dosificador que acompaña a la medicina).

En síntesis, hay medicina que hace daño, sí, pero buena parte de las veces el perjuicio se origina en errores totalmente prevenibles.