Un tumor ligado al placer

Por Fabio Pérez

El cáncer de cuello de la matriz, tumor ligado al placer sexual, es la segunda causa de muerte de mujeres por tumores malignos en México, sólo superado por el cáncer de mama.

Surge en la parte interior del útero que conecta con la vagina.

Cuando se detecta en etapas iniciales, puede frenarse.

Esté tumor, como la mayoría de los tipos de cáncer de cuello uterino, suele gestarse a raíz de la infección con el virus del papiloma humano (VPH), que se transmite por vía sexual.

Por lo general, cuando detecta alguna cepa del agente vírico, el sistema inmunológico responde de forma efectiva.

Sin embargo, en algunos casos, el VPH sobrevive y se mantiene en el organismo. A la larga, provoca que algunas células del cuello en cuestión se degeneren y formen la masa maligna.

Realizarse pruebas para detectar la presencia del virus y vacunarse contra él, previenen el desarrollo de este mal.

DESARROLLO SILENCIOSO

En la fase temprana no suelen presentarse síntomas que alerten de la presencia de este tumor ligado al placer.

Las señales de que ya se ha desarrollado no pasan desapercibidas:

a) Sangrado vaginal, que brota luego del sexo, o bien entre períodos menstruales, o después de la menopausia.

b) Flujo vaginal acuoso y con sangre, que puede ser abundante y tener un olor fétido.

c) Dolor pélvico o molestias durante el coito.

Cualquiera de estos síntomas debe interpretarse como una alerta que conduce al consultorio.

En su origen está la mutación de ADN de células del cuello uterino.

Cuando estas unidades básicas del organismo funcionan con normalidad, crecen, se multiplican a una velocidad regular y mueren.

Cuando muta el ADN, el cual dicta la función que cada célula debe cumplir, básicamente llegan nuevas órdenes: crecer y reproducirse sin control alguno, y no morir.

Las células anormales se acumulan hasta formar una masa, el tumor.

Invaden tejidos cercanos o se separan del conjunto para diseminarse (lo que conocemos como hacer metástasis).

¿CÓMO SE PRESENTA?

La causa del cáncer cervical no se ha determinado.

No obstante, su relación con el virus del papiloma humano está más que demostrada.

La mayoría de las personas que contraen VPH batallan, en algún momento de sus vidas, con la degeneración celular que forma tumores.

Factores como el estilo de vida o el entorno que rodea a la mujer también influyen en el desarrollo del padecimiento.

¿Cuáles son principales tipos de este tumor ligado al placer sexual?

1) Carcinoma epidermoide: inicia en las células delgadas y planas (escamosas) que recubren el exterior del cuello de la matriz.

2) Adenocarcinoma: principia en las células glandulares en forma de columna que recubren el canal cervical.

Los profesionales de la salud definen el tratamiento a seguir con base en el tipo de tumor que se desarrolla.

FACTORES Y PREVENCIÓN

La mejor forma de prevenir esta afección es evitar que el VPH ingrese al organismo.

¿Cómo se logra eso?

Primero hay que saber que la probabilidad de que una mujer contraiga el virus se incrementa conforme aumenta la cantidad de parejas sexuales que tiene (también influye el número de relaciones que han sostenido los individuos con los que intima).

Iniciar la actividad sexual a edad temprana es otro factor de riesgo.

Infecciones de corte venéreo (clamidia, gonorrea, sífilis, VIH/sida) debilitan el sistema inmune y facilitan que el VPH cause daño.

El consumo de tabaco es una práctica asociada con el cáncer de cuello uterino de células escamosas.

Las pruebas de Papanicolaou son una herramienta valiosa pensando en detectar afecciones precancerosas del cuello uterino.

Así, las anomalías halladas pueden ser tanto monitoreadas como tratadas.

La ciencia médica recomienda iniciar las revisiones de rutina a partir de los 21 años de edad y repetirlos con pocos años de distancia entre uno y otro.

Prevenir males de transmisión sexual (mediante el uso del condón, por ejemplo) y limitar el número de parejas íntimas son otras medidas recomendadas, así como dejar el tabaco.

Imagen tomada de cancer.gov

PROBLEMA A GRAN ESCALA

Los cánceres de mama y del cuello uterino son responsables, en conjunto, de una de cada cuatro defunciones de mujeres por tumores.

A nivel mundial causan una de cada 10 muertes atribuidas al cáncer.

Contribuyen al fatal desenlace factores como el crecimiento poblacional acelerado y el incremento de la esperanza de vida.

El cáncer de cuello uterino es la segunda neoplasia (masa anormal de tejido) más común en mujeres de América Latina.

La incidencia en la región es de 24.3 casos por cada 100 mil mujeres y la tasa de mortalidad es de 11.9 defunciones por 100 mil mujeres.

Jamaica (33.5) y Bolivia (31.7) están a la cabeza entre los países de la zona.

En México hay una ocurrencia de casi 14 mil expedientes anuales por esta causa: 23.3 casos por cada 100 mil mujeres.

En 2017, la mortalidad en el grupo poblacional de 25 años y más acumuló 4 mil 031 defunciones, es decir, 11.2 por cada 100 mil féminas.

En 58.8 años se fijó el promedio de edad de los fallecimientos.

Chiapas (19.7), Quintana Roo (17.7) y Morelos (16) fueron las entidades con mayor proporción de desenlaces fatales.

Ese año, el 10.3 por ciento de las mexicanas que se aplicaron la prueba de VPH dieron positivo al virus.

Los estados con porcentajes de detección más elevados fueron Sonora (13.9%), Veracruz (12.6) y Coahuila (12.3).

ESTRATEGIA EN CURSO

A finales del 2020, la Organización Mundial de la Salud inició su Estrategia Mundial para Acelerar la Eliminación del Cáncer del Cuello Uterino como Problema de Salud Pública.

La meta es que todos los países pongan en marcha acciones para alcanzar y mantener una incidencia inferior a cuatro casos por cada 100 mil mujeres cada año.

¿En qué consiste la estrategia contra el tumor ligado al placer?

a) Prevención: a través de la vacunación contra el VPH.

b) Detección y tratamiento de lesiones precancerosas.

c) Brindar a la población diagnosticada con cáncer cervical tanto el tratamiento requerido como el acceso a cuidados paliativos.

Alcanzar el objetivo en México luce complicado.

En el periodo 2018-2020, más de 15 millones de mexicanos se sumaron a las filas de la carencia por acceso a servicios de salud.

Hablamos de 35.7 millones de personas sin derecho a recibir atención clínica por parte de instituciones públicas o privadas.

De sobra está comentar que la detección de este tipo de cáncer a temprana hora no está dentro de las posibilidades de muchas mujeres.