Ansiedad anticipatoria o cómo enfermar de angustia

Por Fabio Pérez

Ansiedad anticipatoria, tal es la denominación de un mal mental muy de nuestros tiempos.

Nace de varias fuentes.

La angustia provocada por una cita ya próxima en el calendario, por ejemplo, o el tormento interior que produce un compromiso ineludible.

También puede originarse en la preocupación por el pendiente que no ha sido solucionado y que no admite prórroga.

Empieza a nivel mental y, conforme la desazón aumenta, aparecen signos físicos; dos muy frecuentes son la boca reseca y la aceleración de los latidos.

La incomodidad anida en el estómago, el sudor aparece y el afectado comienza a sentir que le falta el aire.

Para empeorar las cosas, el ansioso cree que su malestar escapa a cualquier lógica.

¿Porqué se siente mal cuando todavía no está frente a la situación que produce intranquilidad? ¿Qué es lo que sucede?

La respuesta es fácil de enunciar, pero difícil de sufrir: el afectado por ansiedad anticipatoria ya se encuentra, a nivel mental, en el escenario indeseado.

Este trastorno se distingue de la ansiedad generalizada y de otros problemas de salud mental porque sus síntomas se producen antes de vérselas en algún apuro concreto y específico.

Su definición básica consiste en sentir miedo o angustia severos al pensar que pueden suceder cosas negativas en un determinado momento.

TODO SALDRÁ MAL

Basta con visualizarse, por ejemplo, en una entrevista de trabajo, sentir nervios y que el nerviosismo se haga más y más fuerte pensando en todo lo que puede salir mal.

Otro ejemplo: cuando el paciente acudirá al médico y no puede dejar de imaginar que el profesional de la salud va a confirmar el peor de sus temores.

Sufrir por adelantado, esa es la anticipatoria.

El futuro cercano, convertido en fuente de temor, o sensación de amenaza, da lugar a ideas irracionales que colocan al individuo en el centro de una catástrofe: “no voy a poder”, “¿qué van a pensar de mí?”, “seguro me van a rechazar”, etcétera.

Pensamientos por ese estilo se apoderan del individuo y dicha angustia detona síntomas físicos como temblores, palpitaciones o mareos.

¿Por qué sucede esto si todavía “no ha pasado nada”? La ansiedad anticipatoria altera a las personas de tal modo que activa los síntomas descritos en ellas.

ALTERNATIVAS

No es inusual que el ansioso adopte medidas drásticas para reducir el nivel de angustia.

Una de ellas consiste en evitar el escenario que produce malestar.

Por ello se toman decisiones como no acudir a la entrevista o cancelar el compromiso.

Eliminar del panorama la causa del malestar causa un alivio momentáneo.

Sin embargo, no soluciona el problema: el miedo a tal o cual situación no desaparece ni se debilita, por el contrario, se hace más fuerte.

La alternativa, el crecimiento personal, exige enfrentar los desafíos.

Ir en la dirección contraria, dar la razón al temor, no sólo merma la confianza, pasa factura a nivel mental y físico.

La ansiedad anticipatoria puede llegar a incapacitar a la persona; los síntomas físicos del trastorno llegan a cobrar tanta fuerza que impiden a los aquejados acudir a sus compromisos.

Postergar las cosas tampoco sirve como remedio ya que prolonga sufrimiento.

Cabe mencionar que si un individuo hace frente al escenario desafiante luego de que la ansiedad anticipatoria produjo un malestar enorme en los días previos, el desempeño de la persona estará lejos de ser el mejor, de modo que aumentan las opciones de que el resultado indeseado se materialice.

CARACTERÍSTICAS DEL ANSIOSO

¿Cuáles son las características del aquejado por ansiedad anticipatoria?

– Escasa o nula tolerancia ante el fracaso o la incertidumbre.

– Necesidad por controlar todo.

– Haber sufrido experiencias traumáticas que guardan relación con el motivo que detona la angustia.

– Inseguridad y baja autoestima.

-Padece trastornos de ansiedad o fobias.

– Posee rasgos de carácter inclinados al perfeccionismo.

– Recibió pocos refuerzos positivos en su infancia.

La ansiedad anticipatoria confirma que el poder de la mente puede escapar al control del individuo.

Cuando el miedo a lo que podría suceder condiciona el pensamiento, influye de forma decisiva en la conducta y hasta afecta la salud.

El trastorno en cuestión provoca síntomas psicológicos, somáticos (físicos) y comportamentales.

Estos varían en función de las características particulares de cada individuo.

Las manifestaciones físicas incluyen mareos, náuseas, vómitos, diarrea, desmayos, dolor abdominal, ritmo cardíaco acelerado, taquicardias, dificultad para concentrarse, tartamudeo, dolor de cabeza y sudoración.

¿CÓMO REMEDIARLA?

Poner remedio a la ansiedad anticipatoria exige, en primer lugar, identificar las situaciones que generan intranquilidad.

Luego, hay que destacar aquellas que conducen al individuo hacia un nerviosismo imposible de manejar.

Enseguida, conviene definir, de preferencia bajo la guía de un profesional de la salud, un plan de acción.

El apoyo psicológico ayuda a tranquilizar a quienes sufren por anticipado.

Superar la ansiedad por lo que podría pasar exige exponerse justo a aquello que produce desazón.

Para obtener los mejores resultados posibles, toca aprender a controlar los pensamientos negativos y enfocarse en el aquí y el ahora.

También puede optarse por practicar técnicas de relajación.

No dejarse vencer por la incertidumbre, puesto que la vida está llena de imponderables, posibilita el crecimiento personal.

Estudios clínicos muestran que las crisis de ansiedad anticipatoria afectan a un 11 por ciento de la población cada año.

La mayor parte de las pacientes se recupera sin tratamiento; algunas personas desarrollan un trastorno de angustia.

La pandemia de COVID-19 no sólo dejó pérdidas afectivas y daños económicos. También golpeó y sacudió fuertemente la salud mental de la población.

En este último rubro, disparó los casos de ansiedad anticipatoria.

Gracias a las vacunas se superó un escenario con altos niveles de miedo y preocupación.

Sin embargo, las dificultades económicas, por haber perdido el trabajo o por lo complicado de conseguir uno, entre otras causas de desasosiego, siguen presentes en la vida de mucha gente.

Prestar atención a este trastorno y hacer algo al respecto no sólo es un asunto de salud; se trata de evitar que el miedo, los nervios y las sensaciones negativas nos impidan ofrecer nuestra mejor versión.