Mauritania. Noviembre de 2001. Mohamedou Ould Slahi (Tahar Rahim) está de visita en su tierra natal. Sus parientes, felices de verlo, preguntan curiosos por su vida en Alemania. La velada se interrumpe cuando lo requieren para interrogarlo. Así comienza The Mauritanian (El mauritano)
Su familia no volvió a saber nada de él hasta 2005, cuando un diario publicó que se encontraba en la prisión militar de alta seguridad de Guantánamo, señalado como uno de los organizadores del 9/11, pero sin acusación ni juicio formales.
El caso llega a la abogada estadounidense Nancy Hollander (Jodie Foster), quien con ayuda de la joven Teri Duncan (Shailene Woodley) buscará garantizarle a Mohamedou el acceso a un proceso penal conforme a derecho, independientemente de si es culpable o no.
Es un caso controvertido. ¿Merece defensa alguien que ha participado en el atroz atentado? Para muchos esa pregunta sólo tiene una respuesta: no. Para alguien que cree que la ley no tiene excepciones, como Hollander, la respuesta es sí.
Ella sabe el costo de inmiscuirse, está dispuesta a ser atacada por la opinión pública y a ser tildada de defensora de terroristas en aras de la justicia. Aunque eso no significa que crea en la inocencia de Mohamedou, por eso trata de mantener una pragmática distancia con él.
Al contrario de su colega, Teri Duncan, no se fiará de la calidez humana de Mohamedou y ello representará un obstáculo para que su cliente confíe en ella. Cuando Teri se baje del barco, Hollander y Slahi quedarán solos y la continuidad de la defensa en la cuerda floja.
Del otro lado encontramos al fiscal militar Stuart Couch (Benedict Cumberbatch). Para él es importante hacer pagar a Slahi porque perdió a un amigo cercano en los atentados. Su búsqueda de pruebas sólidas para justificar la pena de muerte lo pondrá en una encrucijada.
El filme se centra en el viaje personal del fiscal y de las abogadas y en los matices en torno a un tema que es comúnmente reducido a un juego de estadounidenses buenos contra musulmanes malos y en el camino expone las contradicciones del país defensor de los Derechos Humanos.
Detenciones arbitrarias, fabricación de culpables, tortura para la obtención de confesiones… el gobierno de Estados Unidos es capaz de eso y más en nombre de la justicia y la lucha contra el terrorismo. Prácticas que no distan mucho de las que acusan a sus enemigos.
The Mauritanian está basada en el libro Guantanamo Diary (2015), que recopila las memorias de Mohamedou Ould Slahi. Lo que le da fuerza a la película es precisamente ese carácter testimonial, sin demeritar la efectiva dirección de Kevin Macdonald y las excelentes actuaciones, especialmente de Tahar Rahim y Jodie Foster.
Te la recomiendo si te gustan los dramas legales basados en hechos verídicos y si no crees en una realidad dicotómica. También si eres fan de Jodie Foster y quieres recordarla un poco como Clarice Starling.
O si, al igual que yo, eres fan de Benedict Cumberbatch. Él está genial, como siempre, pero además es productor a través de su compañía Sunny March, creada “para hacer buenas películas, no proyectos vanidosos”.
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