La opresión de las mujeres tiene infinidad de rostros. En The Assistant (La asistente), Kitty Green nos muestra los que toma en la industria del entretenimiento. Las similitudes con ámbitos menos glamorosos son clave para entender por qué tan pocas mujeres logran explotar todo su potencial.
Cuando tronó la bomba del #MeToo, la cobertura mediática se centró en los sórdidos casos de acoso y abuso sexual de grandes figuras. Pero eso era sólo la punta de un iceberg en cuya base encontramos sexismo y más sexismo. Eso es lo que Green quiso aportar para ampliar el debate.
La directora nos introduce al backstage del mundo del entretenimiento de las grandes ligas a través de Jane (Julia Garner), una joven aspirante a productora de cine que ha conseguido el puesto de asistente de un poderoso magnate del ramo, en Nueva York.
La película da cuenta de un día de trabajo de Jane. Un solo día. Suena simple, pero es todo lo contrario. La jornada laboral de la asistente comienza de madrugada. Sale de su casa para abordar un Uber y trasladarse hasta la oficina.
Aprovecha el camino para dormir un poco. Luce cansada y no es sólo porque sea lunes. Pronto nos enteraremos de que pasó el fin de semana trabajando. Llega tan temprano, que le toca encender las luces, alista reportes y programaciones, limpia y ordena la oficina de su jefe.
Cuando llegan sus compañeros responden con indiferencia a su amabilidad, pero además le van sumando tareas sin ningún tipo de consideración. Imprime más reportes, ordena comida, resuelve a como dé lugar los cambios arbitrarios de la agenda del jefe, miéntele a su esposa por mí.
Son imperativos tácitos, ocultos en un comportamiento basado en el pacto patriarcal que reduce a las mujeres a servidumbre en cualquier ámbito, no sólo en la casa y que para nada excluye a las mujeres profesionistas o con puestos de jerarquía.
También hay que recibir la correspondencia, ordenar el botiquín, preparar malteadas, limpiar restos de comida, lavar trastos, cuidar niños malcriados, servirle de perchero a las invitadas del jefe, deshacerse de las jeringas que éste usa para resolver su disfunción eréctil…
Es difícil creer que estas labores ayudarán a Jane a convertirse algún día en productora como le hace creer el director de recursos humanos, y luego su jefe, cuando se atreve a denunciar un posible caso de abuso sexual de este último contra una joven recién contratada.
Es en ese momento cuando Jane tiene que decidir si continúa en el camino o se baja del tren. Quedarse y convertirse en cómplice mientras sigue siendo sometida a un trato denigrante o irse, perder la oportunidad de su vida por mantenerse fiel a sus convicciones. ¿Te ha pasado?

Escapar a soluciones complacientes, con actos heroicos, diálogos catárticos o momentos liberadores, le aporta un valiosísimo realismo a la película que cumple con el objetivo de abrir el abanico de temas que se pueden analizar con respecto al #MeToo.
La recomiendo porque toca ese importante tema; por la maestría con que Kitty Green da forma a una compleja trama a través de la pormenorización de actividades y comportamientos rutinarios, cotidianos, insignificantes; y por supuesto por la gran actuación de Julia Garner.
Ver The Assistant y pensar que es una película aburrida en la que no pasa nada nos habla de lo normalizada que está la opresión de las mujeres y es justo lo que hace necesario el trabajo de Kitty Green.