Nutrición y salud cerebral

Por Fabio Pérez Vasquez

A nivel mundial, las enfermedades mentales y los trastornos neurológicos se ubican entre las principales causas de problemas de salud.

Con eso en mente, varias investigaciones han abordado la relación entre condición mental y rutina alimentaria de las personas.

En esos estudios se ha observado influjo de factores genéticos y ambientales en la propensión a sufrir trastornos psicológicos.

Además, factores nutricionales tienen mucha injerencia en el desarrollo neuronal.

Obtener, a través de los comestibles, vitaminas, minerales, ácidos grasos omega-3, prebióticos y probióticos contribuye tanto a consolidar la estructura del cerebro como a mantenerlo en buenas condiciones.

La ausencia de sustancias nutricias puede ocasionar deficiencias a nivel mental.

Además, la dieta juega un papel determinante para conservar la microbiota intestinal, es decir, la comunidad de bacterias en el intestino que contribuye al buen funcionamiento de múltiples procesos neurobiológicos.

Su intervención en la correcta marcha del metabolismo se ve reflejado en la conducta de un individuo.

CEREBRO VITAMINADO

Depresión mayor, trastorno bipolar, trastorno obsesivo compulsivo y esquizofrenia son los males neuronales más comunes.

Factores genéticos y ambientales, estrés y ansiedad, así como hábitos alimenticios de escaso aporte nutricional y una escasa actividad física, influyen en la aparición de esas afecciones.

El cerebro consume cerca de una quinta parte de la energía que produce el organismo. Los niveles energéticos están relacionados con la calidad de los alimentos que se ingieren.

Una dieta saludable contribuye a regular los procesos inflamatorios del organismo y la buena condición de los procesos cerebrales.

Se sabe que un 20 % de la grasa del órgano pensante está constituida por ácidos grasos esenciales. Destacan los casos de los omega-3 y omega-6, que participan de la formación de membranas neuronales. Además, se considera que las terminaciones nerviosas contienen la mayor cantidad de vitamina C en todo el cuerpo.

La función cerebral depende de que el organismo obtenga aminoácidos, grasas, vitaminas y minerales. Si bien todos los nutrientes son indispensables para que el cerebro funcione bien, entre las sustancias más importantes se encuentran las proteínas, el hierro, el ácido fólico, el yodo, así como las vitaminas A, D, B6 y B12.

ALARMA POSCOVID

A consecuencia de la pandemia por coronavirus, el panorama de salud mental a nivel mundial es alarmante.

Se registró un incremento del número de personas que requieren tratamiento por razones como depresión, ansiedad, insominio y traumas.

En la comunidad médica hay quienes afirman que se trata de otra pandemia, una que no acapara reflectores porque la producen problemas que mucha gente prefiere no compartir.

Una opción que está ganando terreno a la hora de tratar males neuronales es la nutrición con enfoque clínico.

Cuando se sufren trastornos psicológicos, es frecuente que una persona busque mejores sensaciones en la comida. 

Que la alimentación afecta la microbiota es algo conocido, sin embargo, se desatiende el hecho de que cualquier perjuicio causado a esa comunidad de bacterias intestinales se verá reflejado lo mismo en el estado anímico que en la función cerebral.

Cuando microorganismos benéficos ingresan al aparato digestivo, a través de la alimentación, se descomponen en nutrientes que favorecen a todo el cuerpo.

Lo contrario, la ingesta de agentes nocivos, perjudica a las bacterias benéficas para la salud y favorece los procesos inflamatorios; esto, de acuerdo con varias investigaciones, se relaciona con la irrupción en la vida cotidiana de algunos trastornos mentales.

Dicho en otras palabras, comida rápida y productos procesados son tóxicos para el organismo; alteran la microbiota y facilitan la aparición de diversas afecciones.

ALIMENTOS A CONSIDERAR

Diversos estudios han asociado el consumo de fibra a la reducción del estrés y la ansiedad. Las verduras son alimentos ricos en fibra. Brócoli, coliflor y espinacas son buenas opciones. Sólo debe cuidarse que los vegetales no contengan sodio, salsas o azúcares, o sodio.

Los probióticos son otros productos a considerar. La presencia de estos productos en la nutrición ayuda a restaurar bacterias y microorganismos que favorecen el bienestar intestinal.

Por ello, es recomendable consumir comestibles fermentados como yogur natural.

El cerebro también demanda grasas, por ejemplo, los omega-3, para conservarse en óptimas condiciones.

Como el organismo no puede producir estas grasas saludables de forma natural, hay que obtenerlas a través de los alimentos: poseen un efecto antiinflamatorio inestimable que reduce la ansiedad y favorece la salud del órgano pensante.

Las personas pueden conseguir omega-3 a través del consumo de pescados como salmón y sardinas, semillas de lino, chía, y calabaza, nueces, aguacate y aceite de oliva.

Otra sustancia que exige la química corporal es la vitamina D. Varias investigaciones la han asociado a la mejora del estado de ánimo, la desinflamación del cerebro y la protección de las células cerebrales. Puede obtenerse pasando algunos minutos al sol y mediante la ingesta de productos lácteos o salmón.

Las especias son otras aliadas de la salud cerebral, pero esto es algo que mucha gente desconoce. Sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias ayudan a la recta marcha de la función cerebral. De ahí que sea importante añadir orégano, romero, jengibre o ajo a las comidas que se presten para ello.

Cuidar la salud mental no es sólo un tema de terapia o de técnicas de relajación. Cuidar los alimentos que se consumen es una forma de combatir los males neuronales.

Correo: fabioperezmedico@gmail.com