‘Noche de fuego’: Tatiana Huezo deslumbra con su primera película de ficción

Antes de que veamos imagen alguna en pantalla, escuchamos la respiración agitada de un personaje aún desconocido. El sonido invade la sala y surgen las preguntas: ¿Quién es? ¿Va corriendo? ¿O huyendo? ¿Es miedo eso que me transmite? Así comienza Noche de fuego (Prayers for the Stolen).

La directora Tatiana Huezo no tardará mucho en revelarnos a Rita (Mayra Batalla). La vemos cavar con sus manos un hoyo en la tierra. Por eso su agitación. Su rostro está tenso, pero no es miedo lo que experimenta, es terror.

¿Por qué otra razón cavaría una madre un escondite en su patio? Le pide a su hija Ana (Ana Cristina Ordóñez) que se acomode en el hueco que ha hecho para comprobar que cabe. ¿De qué necesita protegerla?

Un mundo hostil

El escenario es algún lugar de la sierra de México, donde la riqueza natural es tan bella como peligrosa, pues está siempre bajo la mirada codiciosa de quienes piensan que todo es susceptible de explotación, ni la dureza de las rocas de los cerros es suficiente resistencia.

En ese entorno Ana y sus amigas Paula (Camila Gaal) y María (Blanca Itzel Pérez) crecen con sus propias conjeturas acerca de las casas que de un día a otro son abandonadas, del ganado que se queda sin dueño, de los disparos que se oyen a lo lejos, de los cuerpos con mensajes, de las pláticas entre señoras sobre levantones, protección y cogollos.

Entre tanta hostilidad, violencia y silencio, las pequeñas juegan y alimentan la fantasía. Cuidan y habitan los espacios que se han quedado solos, alimentan sus poderes telepáticos, sueñan con el futuro.

Las lecciones del silencio

Al llegar a la pubertad Ana (Marya Membreño), Paula (Alejandra Camacho) y María (Giselle Barrera) han aprendido a trabajar en los campos de amapola, a tirarse pecho tierra cuando pasan camionetas llenas de hombres armados que disparan al aire si les place, y a no hacer preguntas.

Ana, en especial, ha asimilado que no debe pintarse los labios si no quiere que su madre la regañe, que debe mantener su cabello corto como el de un muchacho, pero sobre todo, que debe esconderse en el hoyo del patio cuando su mamá se lo ordene.

La primera menstruación de Ana dejará al descubierto todos los temores de Rita. ¿Podrá seguir protegiéndola?

Una potente ficción

Noche de fuego es el primer largometraje de ficción de Tatiana Huezo, quien cuenta con gran reconocimiento como documentalista. La película está basada en el libro Prayers for the Stolen de Jennifer Clement.

El trabajo de adaptación de Tatiana es extraordinario y la ejecución técnica es exquisita.

Con gran sensibilidad, la directora salvadadoreña-mexicana, retrata el entramado de violencias bajo el que ocurren las vidas de las personas que habitan zonas donde diversos intereses económicos y del narcotráfico se conjugan con la ausencia/complicidad del Estado.

Huezo se empeña en mostrarnos los efectos de este entorno en las niñas, quienes constituyen el eslabón más débil en la cadena de depredación de este ecosistema enclavado en la montaña.

Forma y fondo

El montaje está lleno de metáforas y dispara reflexiones en torno a la socialización de género, la relación madre-hija, el abandono paterno, la amistad entre mujeres y la feminidad, además de la violencia, el desplazamiento y la explotación de los recursos naturales.

Sobra decir que recomiendo mucho esta película, tanto por la forma como por el fondo. No sé especificar cuál es el elemento que más valoro, sólo sé que desde que la vi no me la puedo sacar de la cabeza. Actualmente está en cartelera, corre a verla.

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