Cultura de barata

Nefelibata / Por Flavio Becerra

La convocatoria para ilustrar la segunda edición del libro “Coloreando mi Torreón” parece una burla de mal gusto.

Será la segunda edición de este proyecto.

El Ayuntamiento de Torreón, a través de su Dirección General de Cultura, lanzó la invitación para, mediante concurso, elegir 20 ilustraciones “de edificios y monumentos representativos de la ciudad elaboradas por artistas locales […] Se seleccionarán 10 participantes para ilustrar el libro”.

La veintena de obras será publicada en un libro para colorear dirigido a niños que se distribuirá de forma gratuita.

Lo primero que llama la atención es que la convocatoria aparece cuando el período de Jorge Zermeño como alcalde y la gestión de Elías Agüero al frente de la Dirección General de Cultura del municipio están por terminar.

Lo evidente es que sólo se trata de una actividad de mediano relumbre y de última hora, llevada a cabo con la intención de cuadrar cifras presupuestales de una administración agónica y tener foto para el show del informe final.

Hay que apuntar que la primera edición de “Coloreando mi Torreón” se llevó a cabo el pasado 2020. Entonces no se hizo concurso, sino que los artistas participantes fueron invitados de manera directa y se les ofreció un pago simbólico de 500 pesos a cada uno por tres ilustraciones.

El plan era repartir los ejemplares en talleres de verano a partir del Día del Niño, pero, debido a la pandemia, todo se aplazó y el libro fue presentado ante los medios hasta septiembre.

Un detalle: en la publicación del año pasado, tanto en su versión impresa como en el PDF que está en línea, no se especifica cuántos libros se imprimieron y se desconoce a cuánto ascendió el costo total del proyecto.

Lo segundo que llama la atención es el bajo monto de los premios: apenas mil pesos por un par de ilustraciones para cada uno de los ganadores.

De inmediato se nota que para no tener que contratar a un ilustrador profesional o a un conjunto de estos y darles una paga decorosa, se ha optado por realizar este concurso.

Incluso el argumento utilizado el año pasado, el de la paga simbólica, fue una salida menos mísera que lo ofrecido en la convocatoria vigente: siempre habrá quienes, por más corrupta que sea la administración en turno, estén dispuestos a participar, a malbaratar su trabajo, alegando la causa de las buenas voluntades.

Así queda comprobado que a la Dirección General de Cultura y al Ayuntamiento de Torreón no les interesa profesionalizar su relación con los artistas visuales ni mucho menos valorar su trabajo; para ellos, la producción artística es algo de poco valor que sólo sirve para pararse el cuello en algunas ocasiones. Si respetaran el oficio de los creadores, no ofrecerían pagas y premios de burla.

La administración de Zermeño no puede alegar que no cuenta con recursos para otorgar un premio más decoroso. El monto ofrecido en la actual convocatoria es inferior a una sola multa de tránsito por alcoholímetro.

Este libro para colorear es sólo una actividad de última hora, destinada a agregar un renglón más al próximo y último informe de una administración caracterizada por su voracidad recaudatoria, y quiere que le resulte lo más barata posible.