Lucila Navarrete reivindica el poder del periodismo cultural en ‘Regresar del silencio’

Regresar del silencio es un libro que compendia una parte del trabajo de Lucila Navarrete Turrent como periodista cultural.

Si trazamos una línea de tiempo que inicie en la fecha en que se produjo el texto más viejo que aquí aparece y concluya en la del más reciente, ésta abarcaría de 2005 a 2020. Sin embargo, el 80 por ciento de la escritura recabada se produjo entre 2017 y 2019. De modo que nos quedaría un gran hueco, un silencio apenas interrumpido por un par de trabajos, antes de esos años.

Hacerme esta representación visual me lleva a pensar en ese primer texto como una promesa que Lucila se hizo a sí misma de volver a la senda del periodismo cultural, misma que sólo cumpliría tras la casi una década de silencio -mas no sequía- que le significó consagrarse a la vida académica. De esta forma cobra sentido para mí el título Regresar del silencio.

Hablo de todo esto para hacer énfasis en algo que me queda muy claro: el buen periodismo, al igual que la mayoría de las cosas que valen la pena en esta vida, requiere tiempo. Y no hablo únicamente de las horas dedicadas a la investigación, entrevistas y redacción de cada texto, sino de los años de lectura y estudios formales que toma producirlos tal como los encontramos en este libro. Toda una lección que me insta a comprometerme cada día con mi labor.

El libro cuenta con un total de 20 textos organizados no de forma cronológica, sino a través de cuatro apartados: crítica literaria; entrevistas; diálogos con el teatro, el arte contemporáneo y el cine; y crónicas.

El apartado de crítica literaria incluye ensayos y conferencias en los que Lucila no sólo da cuenta de los procesos creativos de los autores y sus obras, sino que complejiza acerca de la función de la creación literaria. Subyacen las preguntas ¿Por qué? y ¿Para qué? Las respuestas, aunque variadas, siempre están conectadas de algún modo.

La palabra, pero sobre todo, la posibilidad de relatar, rehabilita, restituye, recobra, revive, tanto como lo hace un tratamiento médico.

A veces los autores hacen énfasis en la creación literaria como una forma de entender la realidad. Como cuando Claudia Berrueto le cuenta a Lucila sobre su precioso poemario Sesgo: “Creo que el abatimiento y la derrota están presentes en este libro porque hay un sentimiento de que ser humanos no nos basta para asir la realidad”.

O como cuando Vicente Alfonso le revela sobre la magnífica Huesos de San Lorenzo: “Los referentes de nuestro mundo no son absolutos; el juego de subjetividades es muy engañoso. Me interesaba retratar que las historias nunca llegan a nosotros de manera redonda y terminada. Nos casamos con un mundo en blanco y negro, pero si nos atenemos a lo que ocurre realmente vivimos en una gama de claroscuros totalmente ambigua, y tenemos que empeñarnos en clasificar y poner las cosas en un orden aparente. Mi novela propone que no nos casemos con ninguna idea fija”.

Más adelante el mismo Vicente Alfonso se refiere la capacidad de la literatura para dar voz a quienes normalmente no la tienen: “Esta novela es un retrato de la pobreza de la región, es también un retrato de las deficiencias atroces en la procuración de justicia. Hay denuncia de lo que uno lamenta y ante lo cual uno se siente indefenso, inerme e impotente. Para esto sirve la literatura. Creo que la gran impotencia de la novela es la falta absoluta de estado de derecho en este país”.

Característica que coincide con la función testimonial que enuncia Lucila en «Antígonas laguneras», el texto que consigna el excelente trabajo que hicieron Érika Soto y Walter Salazar en su libro Las buscadoras, sobre las mujeres que integran colectivas de búsqueda de desaparecidos en La Laguna:

“El testimonio tiene la virtud de restituir la voz de las víctimas, desestabilizar las verdades oficiales y vehicular la memoria de aquellos a los que está vedada la justicia y su participación en la historia”.

La creación literaria, la palabra, sirve para todo eso y mucho más nos dice Lucila en su diálogo con el destacado trabajo de Carlos Nava, aquí presente, en La tropa del silencio.
“‘El lenguaje libera lo mudo de la experiencia, la redime de su inmediatez o de su olvido, y la convierte en lo comunicable, es decir, lo común’. Por esta razón, el testimonio actúa en dos planos: en el de la víctima, testigo sobreviviente, que procesa el pasado en el acto de narrar; y en el del escucha o lector, que es removido de su zona de confort para invitarle a la acción”, señala Lucila apoyada en argumentos de Beatriz Sarlo, y agrega con contundencia: “La palabra, pero, sobre todo, la posibilidad de relatar, rehabilita, restituye, recobra, revive, tanto como lo hace un tratamiento médico”.

«Literatura y periodismo. Algunos apuntes sobre el latinoamericanismo de Ángel Rama» es el título del ensayo en el que Lucila reflexiona sobre conceptos que ayudan a contextualizar y fundamentar un periodismo cultural “capaz de resistir a la colonización y a la imperante homogenización”. Un texto valiosísimo para quienes estamos inmersos en este tipo de labores.

“Rama complejiza su proyecto político-conceptual a través de una observación aguda de las transformaciones sociales, mismas que parecían revelar, por una parte, la inminente penetración del sistema capitalista de nuestras sociedades, y por otra, los nuevos fenómenos de marginación y silenciamiento, ahora ubicados en los cinturones de pobreza de las grandes urbes. Ante esto conmina a adoptar una postura crítica y ética que se valga del ejercicio literario y periodístico para contrarrestar los autoritarismos, la ausencia de impartición de justicia y la dominación cultural. Es así que para el teórico montevideano las ‘industrias culturales’, especialmente la prensa y el libro, constituyen verdaderos aliados para vehicular una mirada literaria que dé cuenta de la complejidad y asimetría de una realidad que se deriva de un sistema capitalista cada vez más descarnado”.

Estas ideas pueden haberse originado décadas atrás, pero las encuentro sumamente vigentes en nuestro contexto actual; el autoritarismo sigue presente, la justicia ausente y la dominación cultural ha avanzado con tanto éxito -mucho más con la era digital- que muchas veces ya ni sabemos distinguirla.

Necesitaría el triple o cuádruple de espacio para detallar lo que las lectoras y lectores podrán encontrar en el resto de los apartados. Me limitaré a decir que las entrevistas fluyen vertiginosamente y en el vaivén de preguntas y respuestas nos arman un retrato del entrevistado al mismo tiempo que esbozan a nuestra entrevistadora a través de las inquietudes que plantea en sus preguntas.

Sus reseñas de cine, teatro y arte contemporáneo son estimulantes y es evidente que Lucila es fiel a la visión periodística delineada por Rama, su ejercicio es entonces un espacio de resistencia contra las perspectivas homogenizantes y acríticas que invisibilizan la riqueza cultural de una región, como da cuenta en su reseña del documental A morir a los desiertos de Marta Ferrer sobre el canto cardenche. O bien trivializan temas complejos como las relaciones familiares y amorosas, la identidad o la locura.

Las tres crónicas que cierran el libro son píldoras contra el olvido de:

  • Los cardencheros de La Flor de Jimulco, Lucila hace regresar del silencio el arraigo a esta tradición específicamente en esta región de Coahuila al rescatar el testimonio de Cuco Agüero.
  • Del terremoto del 19S de 2017, que aprovecha para referir los insólitos que tuvieron lugar en Coahuila y su posible relación con el fracking.
  • Del 2 de octubre de 1968, con las remembranzas de tres sobrevivientes laguneros involucrados en el movimiento estudiantil: Tomás Ledesma, Alonso Licerio y Saúl Rosales.

El libro está disponible de forma gratuita a través de este enlace: http://www.investigacionyposgrado.uadec.mx/libros/2020/2020RegresardelSilencio.pdf

Para comprar el ejemplar físico es necesario escribir al correo electrónico coordinacioneditorialuadec@gmail.com

Este texto fue leído en la presentación virtual del libro Regresar del silencio 
el miércoles 24 de marzo de 2021.