Un nuevo pensamiento inunda mi cabeza. Por años he vivido bajo el mantra “la muerte es lo único que existe”. A fin de cuentas, todos vamos a morir.
Sin embargo, tras la muerte de Héctor Becerra, un amigo inigualable, que conocí por conexión con Jessica Ayala, otra amiga inigualable, me he puesto a pensar en lo que va más allá de nosotros después de la muerte.
Héctor era un personaje difícil de catalogar. Sus características más prominentes para mí eran el cinéfilo y el melómano, pero sobre él había más capas.
Era gracioso, atento, sabio, conocedor, abierto y amoroso. Eso es lo que conocí de él.
Desde que nos conocimos llegó acompañado de su batería imaginaria y su interminable bagaje de álbumes y trivias musicales.
Casi de forma inevitable conecté con él y para mí se volvió un ejemplo de cómo seguir tus sueños. Un héroe ordinario, como diría Foo Fighters.
Él había cruzado un camino que a mí me interesaba.
Varias veces busqué a Jessica y a Héctor, y juntos me ayudaron a orientarme.
No sé si se enteró, pero al menos a ella le dije en varias ocasiones lo mucho que lo estimaba. Más allá del hombre que era para mí, lo quise por la felicidad que le dio a ella.
Para evitar el llanto que me quebrantaba al mirar su cuerpo ya sin vida pensaba: esto es todo lo que somos, la muerte es lo único que existe.
En el marco de su ausencia uno se da cuenta de lo mucho que pesó su persona en cosas que parecían triviales. Se nota porque no puedo compartir con él la noticia de que Pierce The Veil volvió de la nada con una nueva canción luego de no hacer música desde 2017. Él lo hubiera apreciado. Se nota porque no podemos hablar del homenaje a Taylor Hawkins.
Apenas han pasado unos días y ya se sienten los huecos.
Cada uno tiene su propia historia con él. Las distintas facetas de su vida, desde productor, músico, caricaturista, amigo, pareja y demás, lo vuelven inolvidable. Me pregunto cómo podrían recordarme a mí. Con Héctor parece fácil descubrir cómo honrarle, cómo recordarle.
Ojalá la vida me permita tener tantas experiencias. Ojalá quienes más quiero sepan mantener mi recuerdo, mi banda favorita, las frases que me gustan y tengan palabras de aliento los unos con los otros para darse ánimos. Ojalá, como con Héctor, todos tengan una historia que contar.
¡Súbele!