Quienes hacen obra pública y privada en La Laguna están teniendo un año complicado.
Los precios del acero suben como un globo y en el horizonte asoman nuevas normas para insumos del ramo que, se prevé, impactarán en las facturas resultantes.
En la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción delegación Laguna observan que la economía de Estados Unidos se está reactivando, de modo que los contratistas del país vecino están acaparando materiales.
Efecto de ello, comenta Humberto Rodríguez, presidente de la CMIC lagunera, es que al sur del río Bravo los insumos escasean y los que hay disponibles registran incrementos desproporcionados.
Como botón de muestra menciona el caso de los perfiles ptr y tubulares,
Hasta finales de 2020 costaban 20 pesos el kilo; en lo que va del año el precio ha subido hasta los 37 pesos.
Además, se mantiene una inercia de baja actividad.
Los constructores laguneros, afirma, llevan sumidos en ella cerca de tres años.

Razones del bajón
Tres razones de peso han construido ese bajón:
- El cambio en el gobierno federal. Porque la administración de Andrés Manuel López Obrador ha priorizado la ejecución de obras insignia (el Tren Maya, por ejemplo) en el sur del país.
- La pandemia por COVID-19. Con la debacle económica que se produjo a raíz de la contingencia sanitaria para frenar los contagios de coronavirus.
- La concentración de los pocos contratos de infraestructura para la región lagunera en unas cuantas manos.
Esto último fue lo que sucedió, comenta, dentro del proyecto de Agua Saludable para La Laguna.
La empresa Regiomontana de Construcción y Servicios, en sociedad con Ozone Ecologial Equipments y Construcciones y Servicios del Noreste, ganó el concurso respectivo.
Se encargarán de ejecutar dos líneas de conducción a presión, trabajo que incluye instalación de tubería, fontanería de llegada a la planta potabilizadora y obra civil en válvulas de admisión y expulsión de aire, entre otros conceptos.
El recurso a aplicar, explica Rodríguez García, es por alrededor de 320 millones de pesos.
Propuesta
“En la CMIC planteamos a la gente de Conagua la opción de repartir la ejecución en varios contratos para que los beneficios no se concentraran”.
También se buscó que se diera oportunidad de participar del proyecto a pequeñas y medianas empresas inscritas en el gremio lagunero.
“Quizá no tenemos la capacidad para completarla, pero si lo fraccionas, ayudas a más gente. Están viendo que no hay obra y, la que hay, la concentran. El chiste es que derrame, que se impulse al constructor local».
Los planteamientos de la Cámara no prosperaron.
Sólo obtuvieron la promesa de que el año próximo, es decir, en futuros proyectos, serán tomados en cuenta.

Nuevas reglas
Al panorama deprimido y al aumento de precios está próximo a sumarse un factor menor en comparación, pero cuyos costos se trasladarán a la factura que deberán pagar quienes recurran a los constructores: una norma oficial mexicana para productos de hierro y acero.
Dicho documento fue diseñado para regular las especificaciones, los métodos de prueba y la información comercial de 26 productos del ramo.
Con ella se pretende que las acereras implementen sistemas de gestión de calidad y obtengan una certificación de parte de una autoridad competente.
También propone que una etiqueta con las especificaciones respectivas acompañe a los productos.
En la relación de materiales se encuentran: lámina de acero, gaviones y colchones para revestimiento, acero estructural, tubos de acero, alambre y armaduras electrosoldadas.
El presidente de la CMIC califica de correcto que se implemente una norma oficial pensando en que el ramo constructor en el país utilice materiales fiables.
“Si metemos insumos de mala calidad, repercute en la seguridad estructural de las construcciones”.
Aunque ya existen regulaciones aplicables para los productos en cuestión, Humberto Rodríguez considera que se trata de un instrumento necesario.
La publicación de la norma en el Diario Oficial de la Federación (requisito para que entre en vigor) todavía no está programada.
Lo que ya se avizora es que todas las adecuaciones que deban hacerse para ajustarse a la reglamentación tendrán necesariamente que repercutir en el costo final.
Factura
“Pienso que la norma no va a impactar mucho, aunque al final, quien acabará pagando es el cliente”, comenta Rodríguez García.
Un buen número de empresas que producen el perfil, la varilla y demás insumos contemplados en la norma por activarse, asegura, ya lo tienen.
Donde puede haber problema, reconoce, es con los productos importados.
“Ahí sí tendrían que comprobar sus especificaciones”.
Como los presupuestos de la construcción flotan conforme a los precios de los insumos, si el mercado, aranceles o normas impactan a los materiales, el resultado final es siempre el mismo: la obra, ya sea que se construya en La Laguna o en el centro o el sur del país, se encarece y el cliente paga.