Peñoles

Una Luz de Esperanza: años de búsqueda de atención a las víctimas de la contaminación de Peñoles

En 1999 un grupo de madres dio a conocer que sus hijos sufrían de intoxicación por plomo y otros metales pesados debido a la contaminación de la empresa metalúrgica Met-Mex Peñoles en Torreón, Coahuila. 

La detección de este grave problema de salud que afectaba por lo menos a un centenar de niños había sido posible gracias a los análisis de sangre realizados por expertos del Hospital Infantil de Torreón, la Secretaría de Salud de Coahuila y otras instituciones públicas y privadas.

La señora Eva Mendiola, madre de víctimas de la contaminación que genera en La Laguna la segunda minera más grande de México, se ha esforzado durante estos 24 años por asegurarles un estado de salud y una calidad de vida funcionales a sus hijos, contra todo pronóstico. 

Su labor no se limita a su círculo familiar, pues también preside la organización Una Luz de Esperanza, desde donde se esfuerza actualmente por reunir a los pacientes pasivo ambientales, es decir, personas que hace más de dos décadas resultaron intoxicadas con plomo y otros metales pesados como cadmio y arsénico, para que se les dé el seguimiento que se les interrumpió desde 2004. Adicionalmente, busca que se les realicen estudios de daño renal temprano, padecimiento recurrente en este tipo de pacientes.

La labor de la señora Mendiola no ha sido fácil, incluso le ha ganado amenazas, y es notable porque nos recuerda que hasta la fecha no existen estudios que determinen con precisión el costo de salud que pagamos los laguneros por contar con una empresa líder a nivel mundial.

Recuento de la exigencia

En 1998 se comenzaron a detectar casos de recién nacidos con plomo en la sangre, en la colonia Luis Echeverría de Torreón, donde está ubicada la empresa Met-Mex Peñoles. Fue entonces cuando un grupo de madres efectuó bloqueos sobre la calle Comonfort para pedir al Gobierno del Estado de Coahuila que se hiciera cargo de la atención médica de los afectados con plomo en la sangre. 

Derivado de esas exigencias, el 21 de mayo de 1999 se publicó en el Periódico Oficial del Estado de Coahuila un convenio entre el gobierno estatal y Peñoles para crear un fideicomiso de 10 millones de pesos para pagar el tratamiento de los niños afectados, incluyendo a los recién nacidos, que abarcaba desde exámenes médicos y medicinas hasta atención psiquiátrica o psicológica.

El fideicomiso estaba sujeto a renovación por ambas partes, pero una vez que expiró, en 2004, no fue renovado y no se explicaron las razones, dejando así vulnerables a los niños afectados cuyas familias no tenían los suficientes recursos.

El fármaco utilizado para quelar (retirar el plomo de la sangre) era Chemet, también conocido como ácido dimercaptosuccínico: “su función es pescar y sacar; pescaba el plomo como los cangrejos y lo sacaba a través de la orina”, explicó Eva Mendiola. 

En 1999 ese medicamento era casi inaccesible debido a que era importado y su costo alcanzaba los 20 mil pesos, y algunos pacientes necesitaban más de un frasco por tratamiento, por lo que las madres empezaron a batallar para conseguirlo.

“Muchas personas, cuando se terminó ese fideicomiso, se quedaron a la deriva. Por ejemplo, hay pacientes que se han intentado suicidar varias veces. La atención quedó trunca. Los nefrólogos estaban viendo a nuestros hijos, estaban vigilando que no tuvieran daño renal, entonces también se quedaron sin nada. No sabemos cuántas gentes a las que les faltó su atención ahorita viven o están mal”.

Tras el término del fideicomiso, que nunca fue transparentado, la única responsabilidad con que se quedó Peñoles fue un acuerdo firmado ante notario en el que se comprometía a seguir con el apoyo. 

En ese mismo año Eva Mendiola y otras madres de víctimas de envenenamiento, la mayoría de ellas habitantes de la colonia Luis Echeverría, integraron el grupo “Una Luz de Esperanza para intoxicados con plomo, cadmio y arsénico” con el objetivo de seguir pidiendo la atención necesaria para sus hijos. Se entrevistaron con las autoridades federales, estatales y municipales, solicitaron la continuación del tratamiento de víctimas e hicieron peticiones formales para que se midiera la contaminación del aire y el suelo.

En respuesta a la petición de Una Luz de Esperanza de contar con un centro multidisciplinario donde se trataran a profundidad los casos, la empresa Peñoles creó en 2007 el Centro de Atención de Metales Pesados (CAMP) y la Unidad de Salud Ambiental (USA) para tratar a los pacientes contaminados y monitorear las muestras de plomo en la sangre.

Unidad de Salud Ambiental

No obstante, la USA se construyó en un área llamada zona de amortiguamiento, que Peñoles había desalojado años antes comprando cientos de viviendas como medida ante los señalamientos, lo que orilló a las familias del sector a emigrar a otras colonias. 

La organización consideró la ubicación de la USA en ese lugar como una situación agravante e hizo una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos para pedir la reubicación de la unidad, con ello lograron parar la inauguración durante un tiempo, sin embargo, las autoridades municipales terminaron dando luz verde para que funcionara. 

Hasta la fecha la USA sigue operando y atendiendo casos en esa misma ubicación sobre la calzada Raúl Madero en la colonia Luis Echeverría.

La vida después del fideicomiso 

La señora Eva Mendiola es madre de cuatro hijos, de los cuales dos aún padecen las consecuencias de la intoxicación por plomo. 

El caso de su hijo menor, hoy un adulto de 27 años, es el que concentra las secuelas más graves y visibles. En 2004, cuando se le retiró el apoyo clínico que se le brindaba a través del fideicomiso, el niño acudía al preescolar, tenía cinco años y lo habían diagnosticado como “niño especial”. 

La señora Eva Mendiola hizo todo lo posible para que su hijo fuera atendido por especialistas, algunos de ellos privados, mientras cursaba la educación básica, de modo que, además del Centro de Rehabilitación Integral (CRIT) Torreón y el CAMP, recurrió a la atención psicológica de la USA. Fue una etapa muy complicada para el niño:

Informe Psicológico

“Él batallaba mucho en la escuela. Tenía déficit de atención, hiperactividad, discalculia, dislalia, dislexia. Batalla mucho todo lo que son letras, o sea, lo que es Español, y Matemáticas. Lo traía y lo mismo”, contó la señora Mendiola. 

Añadió que en aquel entonces su hijo sangraba mucho de la nariz e incluso ahora, a sus 27 años, todavía lo hace. 

A la necesidad de atender los síntomas del niño se sumaba la de medicamentos o tratamientos.

Otra situación complicada para las familias afectadas fue la falta de atención adecuada por parte del CAMP y la USA que muchas veces enfrentaron. Puso como ejemplo el caso de unos gemelos con plomo elevado por la contaminación de Peñoles, a quienes les dieron un medicamento llamado Succimer, con el mismo componente activo de Chemet, pero estaba caducado, lo que incluso terminó con la destitución de la titular de ese entonces.  

En el deambular por distintas instituciones de salud procurando la atención necesaria a su hijo menor, la señora Eva Mendiola tuvo que lidiar con comentarios insensibles y despectivos de doctores y otras personas, como que su hijo solo podría ser franelero o que se iba a quedar pendejo. 

Pese a las adversidades, actualmente el último hijo de Eva Mendiola es ingeniero y su vida es funcional. Sin embargo, aún tiene problemas de sangrados nasales y taquicardias. 

“Nos ha costado como no imaginas”, declaró la madre, quien no ha cejado en la intención de que su hijo salga adelante. 

Diagnóstico incompleto

Por fortuna el hijo menor de la señora Eva Mendiola sí fue tratado, pero considera que hay muchos otros afectados que ni siquiera fueron diagnosticados por su edad, ya que en 1999 solo se consideró para los análisis a menores de 12 años; a los que sobrepasaban esa edad no se les dio la misma atención ni se les hicieron exámenes para determinar la concentración de plomo que pudieran tener. 

La señora Eva considera a otro de sus hijos, que en aquel entonces tenía 19 años, como un ejemplo del tipo de afectados por el plomo que nunca han recibido la atención necesaria. No fue candidato para determinar sus niveles de plomo en la sangre, sin embargo, sufre convulsiones desde hace justo 24 años. 

Contó que su hijo tuvo una caída en marzo de este 2023: “casi se le sale un ojo. Ya tiene muchas suturas en la cara. Estuvo internado”, enumeró la señora Mendiola como parte de las consecuencias que ha enfrentado ese hijo. Añadió que actualmente tiene una calidad de vida funcional, está estabilizado por parte del seguro del IMSS y una neuróloga del Hospital Los Ángeles en Torreón, sin embargo, el riesgo o la posibilidad de que estos problemas se agraven siguen latentes.

Así hubo más casos que tampoco se visibilizaron, hasta ahora que las consecuencias de la intoxicación se están haciendo más notorias.

La líder de la asociación calcula que además de los recién nacidos intoxicados, más de 20 mil personas, incluyendo mujeres embarazadas, fueron afectadas por la contaminación. La prueba, para la señora Mendiola, está en que actualmente las personas intoxicadas, ahora adultas, continúan padeciendo problemas de salud derivados del plomo, e incluso se ha detectado el contaminante en la sangre de la generación siguiente. Sin embargo, debido a la falta de investigación del tema no se puede contar con una cifra exacta del total de afectados. 

La lucha continúa

En 2012 las actividades de Una Luz de Esperanza pararon debido a la ola de inseguridad generada por la llamada guerra contra el narco. 

La organización se reagrupó hasta 2019 y sus miembros volvieron a hacer peticiones a la empresa Peñoles y a la Secretaría de Salud de Coahuila para comprobar que se estaban realizando los monitoreos correspondientes desde 1999 a raíz de la creación del fideicomiso. Sin embargo, un año después se declaró la pandemia por Covid-19 obligándolos a hacer un receso hasta que la contingencia cesara. 

En 2022, después de la pandemia, la organización volvió a exigir los monitoreos, así como el apoyo para los exámenes de insuficiencia renal de las personas contaminadas desde hace 24 años. 

De acuerdo con la señora Eva, han presentado sus peticiones ante el secretario de Salud de Coahuila Roberto Bernal, el jefe de la Jurisdicción Sanitaria número VI en Torreón, Juan Pérez, la directora de Medio Ambiente de Torreón, Susana Estens de la Garza, y Gonzalo García, médico toxicólogo y coordinador del CAMP de Peñoles. 

Ninguna petición fue atendida. Por ese motivo, en diciembre de 2022 la organización solicitó de nuevo el apoyo del gobierno estatal por medio de un video enviado al gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, ya que el grupo había tenido reuniones con las secretarías de Salud y de Medio Ambiente del estado, pero no se había llegado a ningún acuerdo. 

En el video aparecen la señora Eva Mendiola, en calidad de presidenta de Una Luz de Esperanza, y el doctor Manuel Velasco Gutiérrez, quien diagnosticó 53 casos de intoxicación por plomo en 1988 y sigue siendo clave en la detección de este problema.

“Estamos solicitando (su intervención) para que se les realicen a nuestros hijos estudios de daño renal temprano […] en base a que tenemos muchos pacientes que tienen daño renal, que son pacientes que ya están en etapa final porque en su momento no se realizaron ni se les hicieron estudios de este tipo”, declaró la señora Eva Mendiola en el video. 

En marzo de 2023 hubo una respuesta por parte de la Secretaría de Salud Coahuila y de la Unidad Ambiental de Salud de Peñoles (USA). Se comprometieron a ayudar al grupo a buscar a los pacientes pasivos ambientales que desde 1999 tienen plomo en la sangre a fin de hacerles estudios y que tengan un tratamiento digno que en su momento se les interrumpió, así como reanudar los monitoreos. Dentro de los objetivos también se incluye revisar si los pacientes tienen daño renal u otras afectaciones.

“Es una preocupación para nosotros saber que más personas van a caer en ese problema porque es irreversible. Lo que hemos exigido es que se les hagan estudios de daño renal temprano para que se les atienda y no caigan en la insuficiencia renal”, mencionó Eva Mendiola en torno al objetivo de estas peticiones iniciadas en 2022.

Así como se había aclarado anteriormente, tanto el segundo hijo de la señora Eva sigue con secuelas ocasionadas por la intoxicación de hace 24 años. Los síntomas que presentan tanto él como otras víctimas que habitaban en la misma colonia son principalmente convulsiones, pero de acuerdo con la entrevistada, hay otros pacientes que tienen daño renal e inclusive, dos de ellos ya fallecieron debido al envenenamiento. 

Como parte de la respuesta de la Secretaría de Salud de Coahuila y la USA a las recientes acciones de Una Luz de Esperanza, se han hemodializado dos pacientes y cuatro están por recibir el mismo tratamiento. 

La lista de candidatos para los estudios para determinar el daño renal temprano son aproximadamente 30 personas que la organización ha logrado contactar, más las que se sigan sumando.

La Secretaría de Salud también puso a disposición de la asociación a dos enfermeros y les prestó una camioneta para recorrer las colonias y reunir a más afectados. Desafortunadamente el automóvil se descompuso un día después y aún no sale del taller, no obstante, la señora Mendiola ha logrado comunicarse con ellos a través de redes sociales o los ha localizado por medio de conocidos.

Actualmente Una Luz de Esperanza se encuentra reorganizando a las víctimas de intoxicación para que se les realicen estudios y reciban ayuda para costear los tratamientos. 

Desde marzo hasta la fecha se han hecho exámenes a tres personas. Los resultados indican que no tienen una cantidad suficiente de plomo en la sangre como para ser candidatos a tratamientos posteriores. Ni las víctimas ni Eva Mendiola y las demás madres de afectados están del todo conformes con esos resultados y temen que sean incorrectos. Sin embargo, no tienen evidencia alguna de ello, es una suposición que se comprobará o desmentirá conforme se desarrolle la fase de reintegración.

Riesgos y deudas

A las adversidades que Una Luz de Esperanza ha tenido que enfrentar sin permitir que su marcha se detenga de nuevo, se suma la llamada que recibió su presidenta, la señora Eva Mendiola, el pasado 6 de mayo de 2023, mediante la que una persona la amenazó de muerte si continuaba su labor. 

Por este hecho, ella interpuso una denuncia en la Fiscalía General del Estado de Coahuila Delegación Laguna I, en el acto estuvieron acompañándola madres de Una Luz de Esperanza, así como personal de Peñoles y de la USA

Denuncia ante la Fiscalía.

Hasta la fecha no existe una documentación que precise cuántas personas, tanto bebés, hombres, mujeres, ancianos, niños, se vieron afectados. Tampoco existe la documentación que transparente lo que sucedió después del fideicomiso y el posterior acuerdo notariado que firmó la empresa.

Dada la falta de estudios profundos sobre este tema es imposible determinar cuántos han muerto debido a la intoxicación, sin embargo, la señora Mendiola intuye que son cuantiosas las víctimas siguen perdiendo la batalla contra la intoxicación. 

Es por ese motivo que tanto ellas como las madres que actualmente integran Una Luz de Esperanza continuarán luchando hasta que se haga justicia por las víctimas de envenenamiento.