No habrá semifinal sudamericana ni final soñada. El Mundial de las grandes sorpresas sigue frustrando los sueños de los aficionados de Lionel y Cristiano. El ídolo portugués se despidió entre sollozos del que seguramente fue su última Copa del Mundo. El verdugo, Marruecos, escribe una historia de éxito para el mundo árabe y el continente africano; doble golpe en un solo tiro.
Los reflectores apuntan hacia la figura del que fracasó en su último intento, pero en la historia del futbol (y del deporte en general), hemos visto a muchas estrellas retirarse sin conseguir la máxima gloria. ¿Se acuerdan de Roberto Baggio en 1994? ¿Qué hay de Eusebio? ¿Qué me dicen de Gareth Bale, Zlatan Ibrahimovic, Andriy Shevchenko o el príncipe Enzo Francescoli? ¿George Weah, George Hagi, Karel Poborsky, Eric Cantona o hasta el trinitario Dwight Yorke? Es sencillo: o no les tocan buenas selecciones o no era su tiempo. Y sí, voy de acuerdo, Cristiano Ronaldo merecía más, pero ni en la vida ni en el futbol se trata de “merecer”.
Como sea, CR7 tiene su lugar en la historia del futbol mundial bien ganado, indiscutible. Entrar en discusiones bizantinas alrededor de su rivalidad con Lionel Messi, el otro gigante de nuestros tiempos, es perder el tiempo.
La selección de Marruecos, dirigida por el marroquí Walid Regragui, responde a un futbol práctico pero efectivo, que parte del orden a la defensiva para buscar concretar alguna de las oportunidades que se presenten al frente y luego cerrar los espacios. Futbol eficaz y efectivo, llevado a la perfección en esta Copa del Mundo. ¿Les alcanzará para más? La historia de la Cenicienta está encarnada en este carismático equipo que prácticamente juega en casa por la proximidad geográfica con Catar. Se puede sentir, aun a través de la televisión, el apoyo incondicional con el que cuentan en las tribunas.
La motivación, el orden, la experiencia de figuras como el portero Yassine Bounou y el defensa Achraf Hakimi y, sobre todo, la alta presencia de sus jugadores en ligas de Europa los tiene ahora en la antesala de una final, cumpliendo el sueño que no pudieron equipos como el de Camerún en 1990, Senegal en Corea / Japón 2002 o Ghana en Sudáfrica 2010 (todos se quedaron en cuartos de final). Desde aquel lejano 1990, se le veía cada vez mayor potencial a las selecciones africanas. El mismo Marruecos había puesto un precedente al ser el primer equipo de África y el mundo árabe en superar la primera ronda de un Mundial, en México 1986.Hoy, logran lo impensable: eliminar a Bélgica (en fase de grupos), a España en octavos de final y a Portugal en cuartos.
Enfrente, en semifinales, tendrán a la poderosa selección de Francia, que a su vez derrotó a los “tozudos” ingleses (siempre se quedan a la orilla) y que además defienden su título mundial. La misión se complica cada vez más, pero al mismo tiempo, los marroquíes ya no tienen nada que demostrar. Francia se consolida como una potencia, siempre presentes pero que a partir de 1998 pudieron coronar su historia con una Copa del Mundo. Hoy, luchan por su tercera.
De parte de Portugal, hay muchos lamentos y sollozos. Su capitán, el veterano Pepe, pide que le den el título de una vez por todas a Argentina; no puede ver que su sueño esté truncado. Pero la verdad es que Portugal no es ninguna potencia ni ha estado cerca de serlo. En años recientes, contaron con uno de los mejores jugadores del mundo, pero no les alcanzó. En 2000, llegaron a la final de la Euro y Grecia les ganó la jugada con un futbol práctico y efectivo, precisamente como el de Marruecos de hoy.
En 2006, llegaron a semifinales, perdieron 1-0 contra Francia y luego, en el partido por el tercer lugar, salieron derrotados ante el local Alemania, que los terminó por despachar 4-0. Le faltan muchos… esfuerzos a la selección lusitana. Que trabajen en actitud y coraje. A partir de ahora, la vigencia de CR7 quedará reducida a lo que pueda hacer en la liga saudí, alejada de los reflectores occidentales, buscando solo engrosar su cuenta bancaria para el retiro.
Bye, Cristiano. Gracias por el futbol y por ese espíritu ganador e indomable. Te faltó equipo, pero el futbol ha sido justo contigo. Y bienvenidos los nuevos protagonistas del balompié mundial, esos que llegan con hambre de triunfo.