Francisco Valdés Perezgasga
En inglés existe un concepto llamado disclaimer. En un contexto periodístico es una proclama de que existe -o no existe- conflicto de interés al escribir un reportaje, una nota o una columna.
Quisiera empezar por ahí. No soy egresado de la Universidad Iberoamericana, no trabajo en la Universidad Iberoamericana, nunca he trabajado en la Universidad Iberoamericana. No tengo otro nexo con el gobierno municipal que ser ciudadano de Torreón y miembro -a título honorario- del Consejo Municipal de Medio Ambiente.
Recientemente la Ibero Torreón declaró que, visto lo que han encontrado sobre los niveles de radiación ultravioleta en nuestra comarca, solicitaría al ayuntamiento reconsiderar su anuncio de prohibir los vidrios ahumados más allá del límite que contempla el reglamento de movilidad urbana. La radiación ultravioleta (UV) es una radiación ionizante. Es decir, capaz de arrancar o añadir electrones a los átomos o moléculas. Un ion, átomo o molécula a quien le sobran o le faltan electrones, es un ente que se comporta de forma muy diferente a su especie no ionizada.
Puede ser más reactivo, ávido de compartir sus electrones excedentes o de adquirir los faltantes con otras especies químicas. En moléculas como las del ácido desoxirribonucleico (ADN) la radiación ionizante puede introducir errores en su secuencia. Estos errores se reproducirán cuando la molécula se replique. Estos errores se expresarán como proteínas u otras moléculas defectuosas. Esto puede manifestarse como cáncer. Las investigadoras de la Ibero saben que los rayos UV en La Laguna alcanzan niveles de riesgo, de ahí su propuesta.
Habiendo dicho esto, y habiendo pintado mis rayas, paso a decir que no me pareció correcta la respuesta que dio el alcalde a la propuesta de la Ibero. Me pareció grosera pero también preocupante. Básicamente el alcalde dijo “Que la Ibero se dedique a educar, de la seguridad me encargo yo”.
No son formas de responder a un ofrecimiento de ayuda por parte de expertas y expertos. Es una respuesta que va más allá de la descortesía. Es una respuesta grosera. El gobierno se hace más fuerte en la medida que se abre a la colaboración de la sociedad. Esto lo creo firmemente. Por eso participo, junto a otras ciudadanas y otros ciudadanos en el Consejo de Medio Ambiente, en el Consejo Estatal de Áreas Naturales Protegidas y en el Consejo Estatal de Protección al Ambiente. Por eso también fui consejero nacional de la Semarnat.
No es la primera vez que un alcalde -o un gobernante- rechaza colaboraciones por percibir en esa oferta una invasión de sus competencias. Éste no es el caso. Lo de la Ibero era una sugerencia respetuosa que, a mi parecer, debió iniciar un diálogo que llegue a acciones que beneficien a quienes habitamos este municipio. La Dirección General de Medio Ambiente ya replica la información sobre radiación UV que la Ibero genera recomendando a la población las medidas de protección pertinentes.
Pero este incidente me lleva a reflexiones más generales. Una sola persona no puede gobernar un municipio entero. Mucho menos un municipio del tamaño y la complejidad de Torreón. No puede y no debe. Ni siquiera un alcalde con su gabinete. La vida civilizada requiere de un alto grado de gobernanza, en que la ciudadanía y las instituciones extragubernamentales asuman sus responsabilidades y colaboren con el gobierno en un diálogo de iguales. Ojalá y la actitud del alcalde se modifique en bien de las y los torreonenses.