Mónica Cavazos, Myrna Flores, Carmen Castro, Cristina Ruiz

Mujeres hablando: una antología que dialoga con Virginia Woolf

Virginia Woolf es una de las escritoras más influyentes del Siglo XX. Su obra, centrada en la exploración de la identidad femenina y la lucha por la igualdad, ha sido un pilar fundamental del feminismo.

Este 2023, la escritora mexicana Mónica Cavazos reunió a un grupo de autoras para crear una antología que dialogara con la obra de Woolf. El resultado es Mujeres hablando, una obra que compila relatos, cuentos y poemas que exploran la experiencia femenina en la actualidad.

La antología se inspira en el ensayo de Woolf Una habitación propia, en el que la autora sostiene que para que una mujer pueda escribir libremente necesita tener su propio espacio y tiempo. 

Mujeres hablando es un testimonio de ellas y cómo han logrado conquistar su lugar en el mundo, pero también de cómo la lucha por la igualdad continúa.

Los textos que componen este tomo abordan una amplia gama de temas, desde la violencia de género hasta la maternidad, desde la sexualidad hasta la amistad. Sin embargo, todos ellos comparten un denominador común: la voz de las mujeres.

Esta obra, que invita a la reflexión y al diálogo, nos muestra que la voz de las mujeres es poderosa y necesaria.

Myrna del Carmen Flores, Cristina Ruíz y Carmen Castro, tres de las autoras que participan en la antología, responden preguntas sobre la literatura y el reto que ha sido este libro. 

También participan Sandra Cara, coordinadora de la editorial Corda y Mónica Cavazos, escritora y antologadora. 

Para las autoras, ¿En qué contexto estaban y cómo recibieron la invitación a este proyecto literario?

CARMEN: Recibir esta invitación fue un desafío maravilloso porque yo inicié el proceso de escritura en un momento diferente al de otras personas. No lo inicié a los 17, sino mucho después dije: «Está muy bueno porque tengo cosas para decir, para testimoniar, para compartir. Es importante darle voz a mujeres de diferentes generaciones».

A veces se nos dice: ‘En mi época ocurría tal cosa’ y mi época de decir es esta. Yo tengo el privilegio de haber vivido varias épocas. Precisamente de eso quería hablar en mi escrito, de esa posible mirada que podemos hacer de la condición de las mujeres en distintos momentos históricos, al menos en los que hemos vivido. En mi caso, es con un relato pequeño y con un cuento. 

La experiencia de ser mujer en el siglo XXI, que sostengo, es el siglo de las mujeres.

MYRNA: Estábamos en un taller de cuento, nos conocíamos poco y me dio dos invitaciones, la primera para editar su obra, por otro lado, me manda a decir de su proyecto que si quería yo entrar. Yo más que nada siempre me he autopublicado. Vamos a ver qué pasa, nunca he trabajado en conjunto. Ahora, en cierta forma, me abrió la puerta a entrar a otras dos antologías, pero esta fue la primera antología en la que trabajaba en conjunto con otras escritoras en la que pude hacer una manada donde vi mucha empatía, mucha sororidad, mucha amistad, mucho aprendizaje, han sido como dos o tres años de mucho aprendizaje. 

Nada más puedo decir que impecable, a mí me ha dejado muy, muy grato sabor. Nunca había trabajado con editorial y me parecía como que la editorial te quita lo tuyo, yo tenía esa idea equivocada. 

CRISTINA: Fue uno de los regalos que me trajo la pandemia, en una época tan difícil y tan dura. Tuvimos la suerte de coincidir con Mónica y otras de las escritoras que participan en los mundiales de escritura que se organizan en Argentina. 

También llegué muy tarde a la escritura, porque las profesoras de letras son muy prejuiciosas a la hora de escribir. Además, siempre me dediqué a la investigación lingüística, entonces las publicaciones eran tan diferentes, académicas con estadísticas. Me dedicaba a otro tipo, la escritura literaria, para mí era puro placer y juegos.

Me encantó la convocatoria. El tema, en primer lugar, pero el hecho de participar con 19 escritoras me pareció algo que no me podía perder. Tuve también desconfianza. Creo que ahí están los méritos que sí funcionó increíblemente bien y para rebatir muchos prejuicios masculinos, ¿cómo tantas mujeres hablando se van a poner de acuerdo en algo?
Y nos pusimos de acuerdo en todo

Estos vínculos que han surgido, este poder conocer a otras mujeres que se emocionan, que se preocupan, que son ansiosas, tienen miedos, tienen tanto por decir. Una maravilla. 

SANDRA: Corda Ediciones va a cumplir 6 años. Somos relativamente una editorial joven, no nueva, porque los que la integramos tenemos 30 años en el medio editorial. Entonces hace 6 años decidimos poner nuestro propio sello para hacer los libros que realmente nos permitieran ser nosotros mismos y hacer los materiales que realmente le dieran ese sentido de vida en la etapa que sobre todo yo estoy viviendo.

Para mí y para Corda Ediciones el leer y publicar libros de mujeres es como un acto disruptivo y más en un país donde se empieza a publicar a mujeres, pero todavía creemos que no con suficiencia.

Entonces Corda Ediciones asume el sello de editorial con esta línea para publicar a mujeres y desde entonces empiezo a gestar proyectos escritos exclusivamente para mujeres.

Lo importante para mí es que no solamente es publicar un libro, es crear todo un ecosistema alrededor del libro. Para nosotros es muy importante generar los espacios de diálogo, de intercambio con nuestras lectoras, en donde se empieza a reflexionar sobre los temas que estamos escribiendo. Entonces creo que no solo es publicar libros, es todo lo que viene alrededor.

Este mundo, este ecosistema, toda esta red en torno a las historias que crearon. Y para nosotros el proceso inicia desde ahí, desde conceptualizar todo ese proceso que hay en el libro.

Todos los textos representan a mujeres con una fuerza.

¿Este libro a ustedes cómo les gustaría que fuera catalogado como literatura femenina, feminista o solo literatura? 

SANDRA: Desde el punto de vista de la editorial, nosotros estamos interesados en dar visibilidad a mujeres que escriben y como mujeres estoy hablando de todo el género. A mí no me interesa si son feministas o se autodenominan como feministas o no lo son. 

Corda pública también a mujeres feministas, pero nos estamos visibilizando como una editorial que publica literatura escrita por mujeres y dentro de esa gama ya las decisiones personales o el enfoque de la ideología hacia dónde se dirige cada una de mis escritoras son libres, no obstante, también tengo libros feministas que sí tienen esa línea y que tienen esa intención de, a partir de una manifestación o visualización política, reivindicar a la mujer.

En este caso, este libro no tiene como objetivo inicial la reivindicación de la mujer, sino darle voz a mujeres, contar sus historias. Entonces sí creo que los objetivos están diferenciados y por lo menos así está planteado de origen en incluso la presentación del libro. Y creo que sí hay una diferenciación entre literatura feminista y literatura escrita por mujeres, siendo que en esta segunda hay cabida para la feminista, una no excluye a la otra. 

MÓNICA: El resultado de este proyecto es un libro poderoso. 

Rosa Montero dice que no entiende por qué le preguntan que si su literatura la escribe para las mujeres. Dice, yo he leído toda mi vida la literatura que han escrito los varones durante siglos y ellos escribían desde su punto de vista, sus propios intereses, su perspectiva y todas, todos, los leíamos y los leemos y resulta que a mí me vienen a preguntar. Yo escribo para todos. Lo importante es que ese otro quiera enterarse de lo que el 50% de la población del mundo tiene que decir. 

Ojalá también haya ese interés, a lo mejor dentro del 50% que son los hombres digan, yo también me quiero enterar de lo que ellas tienen que decir, así como nosotras nos hemos enterado siempre de lo que ellos han tenido que decir. 

La literatura no es de mujeres ni de hombres, es literatura y esta está escrita sí por manos femeninas, eso sí. No es una literatura feminista, ni femenina, pero sí escrita por mujeres.

EL ENCUENTRO TARDÍO CON LA LITERATURA

Tanto Cristina como Carmen argumentan “llegar tarde” a la escritura, ¿a qué se refieren con ello?

CRISTINA: Por mi trabajo, mi profesión. Siempre leí textos literarios, pero escribí sobre textos en general y literarios también, pero no literatura, porque cuando se enseña y se habla de Pizarnik o de Cortázar. Da un miedo, ¿cómo voy a escribir yo después de estos? Por lo tanto, si entré tarde, para muchos, para mí no, las cosas se dan en su tiempo.

CARMEN: Yo me dediqué a estudios lingüísticos y enfoqué la lengua como un objeto de estudio, pero no la lengua en abstracto, sino como con un sujeto hablante. 

Me dediqué a investigar lo que yo creo que es una de las cualidades humanas más increíbles, que es la capacidad de la facultad de lengua, en algún momento decidí experimentar con la posibilidad de crear a partir del lenguaje. 

Habló de tarde refiriéndome a que no fue cuando era una persona joven, sino que fue después de los 50 (años) cuando empecé a escribir literatura o lo que podría considerarse literatura. Cuando decidí ser escritora, es en este momento de mi vida. 

Este es el siglo de las mujeres y sobre todo, el siglo de las mujeres en relación con la escritura, creo que es una época en la que se lee a mujeres con un respeto diferente, hay un gran volumen de mujeres que han decidido escribir y que han decidido publicar y hay un volumen de mujeres que han decidido tener editoriales, que se dedican a publicar literatura escrita por mujeres. 

Si yo tuviera que describirme en una línea, no me definiría como feminista en sí, pero sí me defino como mujer y como mujer del Siglo XXI. En ese sentido, nada de lo que atañe a cualquier mujer me deja ajeno. Soy una mujer de esta época y creo literatura desde la mirada, desde la perspectiva, desde las emociones, los enojos, las furias de las mujeres.

¿Qué tan personales son sus historias? ¿Qué es lo que mueve estos relatos en cuanto a lo personal? ¿Cuál sería el mensaje que se quiere dar? 

En el texto de Myrna habla sobre voces que escucha una mujer que se encuentra en un hospital psiquiátrico, deja entre duda si lo que escucha es real o es solo producto de su mente. 

MYRNA: Virginia Woolf escuchaba voces, lo estuve leyendo. Entonces ella, muchas de las historias que escribía, eran las voces que tenía en su cabeza. De ahí se me ocurrió alguien que escucha las voces, ¿qué tal que esas voces son reales? ¿Qué tal que esas voces vivieron? Entonces sí, si se deja la duda de, quizá estaba loca o quizá era real. De todas maneras, es algo que sí sucede, que sí sucedió y que sigue sucediendo.  

En mi caso es ficticio, pero al mismo tiempo es real, porque las personas que menciono, los nombres que menciono, realmente nacieron, eran sus nombres en el cuento que yo escribí y bueno, es ficticio, pero es real, porque sucede.

En el texto de Carmen se habla de esta etapa que se vive actualmente y le está contando a Virginia cómo han avanzado las cosas. Sin embargo, como que de repente sucede un cambio abrupto en el sentido periodístico. ¿Además de eso, qué otras cosas crees que todavía faltan?  

CARMEN: Decidí dialogar con Virginia, me imaginé que ella pudiera escucharme, así como escuchaba esas voces, que pudiera escuchar esta voz del futuro que le dice esto está pasando hoy. 

Hoy las mujeres gobiernan países, son libres, van de aquí para allá y de repente hay un quiebre, ante ciertas circunstancias, las mujeres seguimos estando como en una época anterior, es decir, seguimos estando en peligro, los dos personajes de mi historia son un hombre y una mujer, y los dos son Injustamente asesinados, pero lo que te comenta de cada uno de ellos después de esa muerte, es diferente en el mismo ámbito, los mismos periodistas hablan diferente de una historia de la otra, y esto una de las cosas que más me preocupa en la actualidad es que sí está basado en sucesos que ocurrieron en cosas que se han publicado en los diarios, entonces me preocupa bastante.

¿Qué pasa con la gente que se sienta identificada con alguno de los personajes de la historia? Si bien la historia ficticia está basada en sucesos que ocurrieron y en palabras que sí estaban en los diarios, ¿qué pasa cuando uno lo pone en una historia? ¿Qué pasa cuando uno se lo cuenta a una mujer del pasado? ¿Qué pasa cuando una persona de hoy toma conciencia de esto?, yo espero que lo que pase es que empecemos a entender que hay que cambiar actitudes. 

Hay muchas cosas que todavía tienen que cambiar y quizás simplemente ponerlo frente a los ojos de alguien puede significar un cambio en nuestra sociedad, sentir que tenemos que empezar a tratarnos a todos como seres humanos, con las mismas miserias, con las mismas dolores, éxitos y alegrías.

Verdaderamente, lograr una igualdad que creo está lejos todavía. Al menos es mi punto de vista. Ojalá que nuestra literatura escrita por mujeres y para mujeres y hombres ayude a cambiar ese mundo.

Sandra y Mónica me llama también la atención que hay como esta renuencia a llamarse escritoras profesionales, siendo ustedes las que coordinan la antología ¿Cuándo se puede obtener el título de un autor profesional? 

MÓNICA: Son muy modestas y dicen «es que yo no había escrito». No habían escrito tanto, quizás o no habían escrito con esa finalidad, pero han sido lectoras voraces toda su vida y he trabajado con el lenguaje de una manera importantísima. Entonces eso es algo que ya está dentro de ellas. Ellas ya tenían como la palabra ahí, dándoles vuelta en la cabeza y haciendo sus textos. Dice Cristina, que jugando, pero no es cierto. Yo creo que en la literatura y a mí me pasó a mí me lo dijeron desde el primer día, el día uno que llegué a mi primer taller, en la literatura nada sucede por casualidad y yo creo que es así.

Los talleristas te decían, “tú no te digas, poeta, tú no eres una escritora, tú no eres una poeta que te lo digan los otros”. Además, siempre los otros, no las otras. Que ellos te digan y que ellos te nombren.

Yo pienso que somos escritoras y que todas las que están en este libro son profesionales y algunas, muy pocas, incluso tienen que ver también con la edad, porque también es un camino que se recorre como cualquier oficio. Están en este camino de ser profesionales, pero llamarse escritoras pienso que se tiene que dejar a un lado este síndrome de la impostora.

SANDRA: Bueno, coincido con Mónica de lo complejo que es definir la escritura y quién es escritor. ¿Quién es un escritor? Pues el que escribe y se publica.

Por eso decía que Corda busca ser disruptivo y ser transgresor. Yo no necesito que el otro me denomine escritora para yo ser escritora. Creo que hay que empezar rompiendo con esas barreras.

Es cierto que tradicionalmente los grandes consorcios, las grandes editoriales, los grandes críticos editoriales, forman a escritores de best sellers, pero escritor es todo aquel que escribe y se publica. 

Bajo esa premisa, creo que todas somos escritoras, todas somos escritoras profesionales, todas tenemos historias que contar y todas somos leídas por otras mujeres.

Escribimos para todos, pero sí es un hecho que las mujeres son las que leen a mujeres. Desgraciadamente, los hombres no nos están leyendo. 

Creo que el que las mujeres escriban desde su historia, desde su contexto, desde su dolor, desde sus anhelos, de sus sueños, es muy difícil que sea traducido en el lenguaje del hombre, en el sentido de asimilarlo como algo propio, porque estamos históricamente condicionados a una visión escrita por hombres. 

Entonces sí, tenemos que romper esa línea delgada. Ojalá con libros como éste, que además tienen una literatura extraordinaria. Ni siquiera cuando lees te puedes percatar si es un hombre y una mujer, porque estás viendo literatura, estás viendo la pureza de la palabra, la pureza de la historia, la pureza de emociones y sentimientos. 

Coincido que quizá debemos empezar a olvidar los estereotipos, olvidarnos quizá de estos divisionismos, pero sí reivindicar el hecho de que es literatura escrita por mujeres. 

Es muy difícil que un hombre hable de las emociones de la mujer. Sin embargo, durante toda la historia los hombres han puesto lo que nosotras tenemos que sentir, lo que nosotras tenemos que pensar igual, ahora nosotras en nuestras literaturas también ponemos esas emociones en sus sentimientos, en lo que pensamos que ellos sienten y piensan. 

Son historias, son palabras que se concatenan y finalmente cuentan algo, dicen algo, creo que hay que ver cada cosa con unas gafas multicolor, no son rojas, azules, rosas, las gafas son multicolor, hay cabida para todos.