Hipertiroidismo que lastra la vida

Por Fabio Pérez

Hipertiroidismo que lastra la vida, esa es la realidad que sufre mucha gente.

La tiroides, la glándula con forma de pequeña mariposa, se ubica en la base del cuello.

Su impacto en las personas, no obstante, es determinante. En ella se producen hormonas que regulan el metabolismo.

Cuando se padece hipertiroidismo, padecimiento que también es llamado tiroides hiperactiva, se producen cantidades excesivas de hormona tiroidea.

Tiroxina y triyodotironina son las dos hormonas principales que secreta la glándula en cuestión.

Participan de procesos como regular el ritmo al que se queman las grasas y los hidratos de carbono.

Ayudan a controlar la temperatura del cuerpo; tienen un efecto en la frecuencia cardíaca y contribuyen a controlar la cantidad de proteína que genera el organismo.

El hipertiroidismo que lastra se presenta cuando la glándula libera en exceso sus hormonas en el torrente sanguíneo.

Esto produce una acelaración de los procesos metabólicos, con efectos como pérdida de peso, temblor de manos, taquicardia o arritmia cardíaca.

Por ello hay que consultar al médico cuando se pierden kilos de forma involuntaria, o si se nota una aceleración de los latidos o un ritmo irregular del corazón.

También debe buscarse asistencia clínica ante una sudoración inusual o si se detecta una hinchazón en la base del cuello.

SÍNTOMAS

El hipertiroidismo que lastra comparte síntomas con otras condiciones de salud, así que diagnosticarlo puede ser complicado.

Además de los signos ya mencionados, hay aumento del hambre, irritabilidad y ansiedad.

Cansancio, problemas de sueño, debilidad muscular, piel húmeda y tibia, así como un cabello fino y frágil son otras señas de su presencia.

En ocasiones se padecen cambios en los patrones intestinales, con deposiciones más frecuentes, y una sensibilidad mayor al calor

A veces, la tiroides se agranda, el llamado bocio, con lo que aparece una hinchazón en la base del cuello.

Los factores de riesgo para padecer el hipertiroidismo que lastra incluyen antecedentes familiares y un historial personal de males crónicos como anemia perniciosa o insuficiencia suprarrenal primaria.

RELACIÓN CON OTROS MALES

La enfermedad de Graves es la causa más común de tiroides hiperactiva.

Provoca que el sistema inmunológico ataque a la glándula y ésta reacciona produciendo demasiada hormona.

Otra afección que desencadena problemas con la tiroides es la enfermedad de Plummer, también conocida como bocio multinodular tóxico o trastorno de nódulos tiroideos hiperactivos. Esta afección se origina cuando un adenoma tiroideo produce demasiada hormona. El adenoma es una parte de la glándula que se aísla del resto y forma bultos no cancerosos; así, la tiroides parece más grande de lo normal.

Un trastorno inmunitario es causa frecuente de tiroiditis, inflamación de la tiroides; sin embargo, puede suceder que la causa no esté clara. En cualquier caso, debido a la hinchazón un exceso de hormona tiroidea alcanza el torrente sanguíneo.

CONSECUENCIAS

Los problemas con la tiroides afectan a todo el metabolismo y llegan a devenir en situaciones de suyo graves, como la fibrilación auricular, un trastorno del ritmo cardíaco que aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

El hipertiroidismo que lastra también puede detonar una insuficiencia cardíaca congestiva, es decir, cuando el corazón es incapaz de hacer circular por el organismo cantidades suficientes de sangre.

Cuando no se recibe tratamiento, debilita los huesos (osteoporosis); demasiada hormona tiroidea dificulta el aporte de calcio a la estructura ósea.

Hay víctimas de hipertiroidismo que desarrollan oftalmopatía tiroidea, ven afectados músculos y otros tejidos situados alrededor de los globos oculares. Ojos saltones, sensación de arena en los ojos, párpados hinchados, ojos rojos o inflamados, sensibilidad a la luz y visión doble son los síntomas recurrentes. La proporción de afectados por este mal, cabe mencionar, suele ser mayor entre personas que fuman. Si el enfermo no recibe tratamiento puede sufrir pérdida de la vista.

En algunos casos, los pacientes del mal de Graves desarrollan la dermopatía de Graves. Su piel se hincha y cambia de color. Pies y espinillas suelen ser las zonas del cuerpo más perjudicadas.

Un trastorno de la tiroides también puede provocar una crisis tirotóxica, que se manifiesta con fiebre, náuseas, vómito, diarrea, deshidratación, taquicardia, confusión y delirios.

CONTROL

Para diagnosticar el hipertiroidismo se revisan los antecedentes médicos de la persona, se practica una exploración física y se realizan análisis de sangre.

El profesional clínico examina la tiroides, revisa al paciente cuando traga para determinar si la glándula tiene un tamaño más grande de lo normal, si se han formado bultos o está sensible.

Luego de recibir un diagnóstico de tiroides hiperactiva, la mayoría de los pacientes debe acudir a visitas de control frecuentes.

El tratamiento depende de la edad del individuo y de su estado de salud. Además, la causa subyacente debe ser atendida.

Existen fármacos antitiroideos que ayudan a reducir la producción hormonal de la glándula.

Se suelen administrar por largos periodos, desde un año hasta 18 meses; luego, con una evaluación positiva, se puede reducir la medicación de forma gradual, o incluso se suspende, esto si los síntomas desaparecen.

Los análisis de sangre permiten observar si los niveles de la hormona tiroidea han regresado a la normalidad.

Debe mencionarse que, en algunos casos, los fármacos antitiroideos han causado daño hepático severo.

Otra opción es el tratamiento con radioyodo. Se administra por vía oral para disminuir el tamaño de la glándula.

Una alternativa más es la cirugía para extirpar la tiroides, por completo o una parte. Es una buena opción para personas que no pueden llevar los tratamientos con fármacos o radioyodo.

No obstante, conlleva el riesgo de sufrir daño en las cuerdas vocales y en las glándulas paratiroides.

Además, las personas que se someten una extirpación o al tratamiento con radioyodo se ligan a la levoritoxina de por vida, una forma sintética de la tiroxina, para que el organismo reciba suficiente hormona tiroidea.